Beyoncé & Jay Z, octubre 2014. Foto ¿?
Transición histórica, de la residencia real al “entertainment business”.
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El Louvre ha iniciado una nueva etapa en su historia secular, para asumir nuevas funciones de parque de atracciones selectivo, alquilando sus más históricos espacios a quienes deseen utilizarlos con fines promocionales privados.
Hace meses, la cantante Beyoncé y su pareja, Jay Z, decidieron alquilar varias salas del museo almirante de la cultura francesa, con el fin de fotografiarse “a título privado” ante las más legendarias piezas del gran arte universal.
Se desconoce el montante de la factura pagada por la cantante, compositora, bailarina y actriz estadounidense. Pero su compañero sentimental, rapero, productor y empresario se apresuró a utilizar publicitariamente las fotos “intimas” tomadas ante la Gioconda. Otros grandes museos, como el Orsay, habían alquilado sus salas y espacios públicos para celebrar suntuosas cenas empresariales. El caso de Beyoncé, en el Louvre, abre las puertas a un nuevo “modelo” de explotación comercial de la antigua residencia real, que Luis XIV decidió transformar en “depósito” de la colección real de obras de arte. A partir de 1793 (el año del Terror revolucionario) el Louvre se transformó definitivamente en museo nacional, que Baudelaire definía como el espacio de una “comunión” entre un pueblo y su gran arte.
Aceptando “alquilar” el espacio excepcional de la Gioconda a una artista de variedades, que utiliza el icono clásico para hacerse publicidad “cultural”, el Louvre entra definitivamente en el negocio del entretenimiento, el “entertainment business”, con precios a la altura del acontecimiento.
Una “visita privada” puede costar entre 9.000 y 50.000 euros, según el número de invitados del anfitrión. Una cena bajo la pirámide del Louvre -concebida por el arquitecto estadounidense de origen chino Ieoh Ming Pei para modernizar la venerable institución patriótica nacional- puede costar entre 28.000 y 68.000 euros, según el número de invitados. Esos precios no siempre incluyen las “atracciones” de los más selectos parques de atracciones culturales, conferencias, vídeos pedagógicos y chucherías de esa naturaleza, que son objeto de negociaciones paralelas, en función de las necesidades “artísticas” y / o publicitarias de quienes alquilan las venerables salas y espacios museísticos del Louvre, que sigue la brecha comercial abierta en su día por el palacio de Versalles.
Kim Kaardashian y su esposo, el rapero Kanye West, celebraron una cena entre amigos, en Versalles, el mes de mayo del 2014, haciéndose servir por un restaurador parisino que servía los platos al ritmo de una orquesta barroca animada por la cantante Lana Del Rey. El Louvre ha recibido proposiciones de ese tipo, pero prefiere dar a su nuevo negocio una dimensión “más selectiva”. Se aceptan las fotos “íntimas” de Beyoncé ante la Gioconda. Pero las Tres Gracias de Botticelli todavía no sirven de “fondo” para una merendola con hamburguesas y refrescos en lata.
Ya funciona una hamburguesería en los espacios de tránsito del Louvre. Pero está integrada en los espacios nobles, donde la clientela más selecta prefiere contratar los servicios de un restaurador de prestigio, si es necesario ofrecer un refrigerio a los invitados de una velada de cumpleaños o promoción de productos “nobles”.
El gremio de los conservadores de museos asiste a la deriva mercantilista del Louvre y otros museos con resignado silencio. Hace meses, la dirección del Centro Pompidou pidió a los conservadores del museo que “desapareciesen” durante la instalación de la “retrospectiva” consagrada a Jeff Koons, para “no interferir” en el montaje comercial del gran publicitario norteamericano. En el Louvre, los grandes expertos científicos son invitados a no “mezclarse” en los aspectos comerciales de la gestión del museo nacional.
IVAM, MACBA, Guggenheim, el bolsillo de los catetos y la destrucción mafiosa de la cultura.
… funcionarios, especuladores, fondos de inversión y trepadores pueden comprar y vender burros y tiburones muertos, juguetes producidos en serie, para enriquecerse y cambiar los cánones artísticos… → El Estado no paga para que se fotografíe la realidad… Prefiere especular con la compra / venta de orín y excrementos → “La manipulación financiera del mercado del arte ha reducido las obras a meras mercancías, dando un valor de pacotilla kitsch a los Koons y los Murakami…” → Pompidou, Guggenheim y los colonizados catetos españoles → Campo de batalla comercial, publicitaria, incluso cuando se trata de promover aventuras artísticas y menos artísticas de allende las fronteras de la heimat, colonizada por seres endemoniados → De la iglesia al museo; del museo al supermercado, el prostíbulo, el cuartel.
Arte.
Laura says
El Prado debiera proposer algo asi a Belen Esteban.
JP Quiñonero says
Laura,
Excelente idea, claro está,
Q.-