Pont de Sully, 21 enero 2018. Foto JPQ.
Le Monde anuncia una crecida importante del Sena: A Paris, la Seine a envahi les berges.
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Hace apenas dos años, la crecida más importante de los últimos quinquenios se transformó en un espectáculo turístico, y algo más:
El asesinato de París desde el Pont Neuf.
Tras la crecida e inundaciones, las huellas del asesinato de París.
Tras la crecida e inundaciones, el París del siglo XXI.
París: crecida e inundaciones se transforman en atracción turística 3.
París: crecida e inundaciones se transforman en atracción turística 2.
París: crecida e inundaciones se transforman en atracción turística.
Ricardo Lanza says
Ya creemos que al anegarse la ciudad ha de acudir un mayor número de turistas. Es, entonces, el hombre Dios, dueño y fautor de fenómenos naturales, él solicita y exige a la naturaleza el espectáculo de su furia, a modo de circo del horror en que (en el fondo; así se quiere porque se cree) nada pasa, y es todo drama reversible, humedaz que en los párpados se recoge, pura emoción de cine, huida al salir de la pelìcula. ¡Ay, manes del Segura y del Guadalentín, de las turbias riadas de castigo en la Castilla seca, cuando al arroyo se le hinchan las narices, y se lleva las casas y las bestias, los hombres y sus obras! Eso me están diciendo tus fotos de la aguada, puede quedar París inerme, no lo deje el Poder, estimado. Un saludo.
JP Quiñonero says
Ricardo,
Ah… las divinidades del cielo y la tierra siempre fueron muy generosas con París y con Francia. Incluso cuando diluvia, la cosa cae con cierta gracia, sin el carácter torrencial que las tormentas tienen por mi tierra. Y el Sena, cuando crece, lo hace tradicionalmente, con una mesura (¿?) que no tenían el ruido y la furia de las ramblas de mi infancia, arrasándolo todo de muy mala manera.
Si… tus «turbias riadas de castigo» son un hallazgo muy feliz, ¿machadiano?
Graciassss
Q.-
Ricardo Lanza says
Vienen esos vocablos, las frases que los guardan, del habla de los viejos, de mis continuas preguntas durante mi infancia campesina a labriegos y mozas de servicio, a los pocos ancianos ilustrados de las villas y villorrios en que moraba o visité. Me quedó desde entonces, ya está obsoleto, y parece que no quiero usar otro, y eso que muchos de mis recuerdos ya no son míos, pertenecen al final de una era que antecedió a la moderna tecnología y todavía comparte esa añoranza de la aldea y el recelo ante la corte, cóctel ahí de la sabrosa atracción por lo moderno, el fuerte enganche ante la mini, el tanga y los biquinis, las sorpresas de una sabiduría doméstica al alcance de tu mano que trae el ordenador: Google, Facebook, la Wikipedia, la magia del You Tube, puede que especie de paraíso de Hassan i Sabah o Jardín de Klingsor de la falsa ciencia.
JP Quiñonero says
Ricardo,
Hay siempre una limpieza noble en tu léxico… quizá venga de esas fuentes, claro. Y de tus lecturas. Hace siglos, leía literatura clásica para «copiar» palabras, buscar palabras nobles y limpias. Lamento no seguir practicando aquellos trabajos de busca y captura de palabras… quizá hoy más indispensables que ayer, a la vista de la pobreza creciente de la lengua nuestra de cada día. Quizá los manantiales más puros sigan siendo los libros de poemas, y la prosa noble, JB & co.
…
Avanti..!
Q.-
Ricardo Lanza says
Me abismo en tu fotografía de hoy: veo el Sena creciente. Me atraen sus aguas, más aún al sentirme protegido tras el balaustre virtual, me guarda contra una imprevista crecida, es campeón que impide los avances de aquella «madre del pozo» que aterraba las tardes infantiles de las riberas de ese arroyo, al que, en tiempos no tan ancestrales, se le «hinchaban las narices» y arramplaba con cosas y personas. París se pinta en grisáceo colorido, nubes espesas, frías neblinas, atrae la imagen la pobreza y el desamor del exiliado, acude a reposar entre esa ciudad de la luz del espíritu; luego, vendrían la Puerta de las Lilas, la banlieu del pobre, las enormes distancias, la ignorancia o mal conocimiento del idioma, la busca… en este caso del lecho y la manduca, nada más, que entonces ya es bastante, y en mucho se distingue del «A París va papá en el rápido de Irún…» ¿Qué hacemos con el Louvre, Montmartre, Pigalle, la Rúe Saint Denis y la Academia? Un saludo.
JP Quiñonero says
Ricardo,
Ah… qué ilusión, tu exégesis… algo así, quizá.
París, todas las ciudades, tienen muchos rostros. Los pintores siempre se sintieron atraídos por la luz parisina, una luz muy tamizada, grisácea, algodonosa, sutil, siempre…
Y el Sena no suele salirse de su cauce, casi nunca. Se salió en 1910… sin causar los estragos de las ramblas murcianas… y, desde entonces, se especula con una nueva subida semejante. Vaya usted a saber. De momento, la cosa sigue su curso, tranquila, muy atractiva para turistas y paseantes.
El resto de París… un poco ajeno, en el fondo, con luces propias, siempre suaves y delicadas; o casi siempre.
Avanti..!
Q.-
Ricardo Lanza says
Porque París, estimado, era también el paraíso en que soñaban el artista y el alzado que pierde y si se queda lo fusilan o lo entalegan, el viajero Creso del Baedeker y el turista primeval de esa clase mediana de oficio de escribiente o paniaguado de ministerio; asimismo, ensueño del disipado, creyente en las imágenes sicalípticas que vería y los femeninos cuerpos que se le habrían de entregar; París, al tiempo, protector y transgresor, dulce madre clueca que guarda contra los excesos dictatoriales, civiles o religiosos; permisiva señora moderna que permite y anima protestas callejeras y peticiones de incluso condición excéntrica. «¿Quién ya no va a París, que dice nuestro Larra en 1835, si solo está a ocho días de viaje, cuando nuestros padres demoraban en ello cuarenta?», arrieros y trajineros, claro, que el faccioso huido a uña de caballo, cambiando de rocín en las posadas, lo hacía en 10 o menos desde Madrid, y en 7 u 8 desde Bilbao o Barcelona. Todo un imaginario personal, amigo, que, ahora, el Internet deslíe, apaga la ilusión, mata esa Noche de Reyes en que aguardabas subir a Notre Dame, trepar la colina del Montmartre, hundirte en las medrosas Catacumbas, prender la chispa de una libido salvadora y convincente en el Moulin y demás salones de Pigalle. Nunca me canso, mi ánimo se eleva cuando te leo y te veo; son tus fotos Navidad.
JP Quiñonero says
Ricardo,
Ah, tus sabidurías… No conocía esa cita de Larra: «.. ¿Quién ya no va a París, si solo está a ocho días de viaje, cuando nuestros padres demoraban en ello cuarenta?”… si, ser afrancesado es una manera castiza de ser español, quizá incluso ahora, cuando el inglés nos propone otros mundos, que ya me hacían soñar hace siglos, cuando deseaba dejarlo todo y marcharme a la California del sur.
Si… París sigue siendo una palabra entre mágica y maleta: hace soñar… Incluso si París es siempre otros, que no suelen corresponder con los sueños e ilusiones del viajero, sigue teniendo un atractivo profundo. Vengo de un largo vagabundeo por un viejo país / barrio parisino… donde temo que no podría vivir, y, sin embargo, vuelvo encantado, de nuevo, ay…
Pues nada, a ver cuando recalas por estos barrios. Se tarde ahora incluso mucho menos que en tiempos de Larra.. ¡¡!!
Cool,
Q.-
Ricardo Lanza says
Si hasta el AVE te lleva en media docena de horas, menos, desde luego que al California Dreaming, territorio en que yo veía hermosas y atléticas mujeres, pero pocas cosas más. Me quedo en Europa y en la más vieja, la ancestral, la que me hace sentir (¡Ay de mi, loco u orate!) eviterno, aleado a una serie de generaciones que me llevan desde el Renacimiento hasta Roma, con una breve estancia en la Edad Media, no más por temor a esas plagas horrendas de pestes, hambrunas, fiebres, los hunos y los vándalos, los ávaros y los magiares, los güelfos y los gibelinos, los tiempos iniciales de la Inquisición. ¡No quiero ser un yanqui o un español en la corte del Rey Arturo! París es París, estimado, está en el corazón del corazón de Europa.
JP Quiñonero says
Ricardo,
Ay… mucha fe, ilusión y esperanza pones en París. En mi caso, terminé «resignándome». Y aquí me tienes. Pero no se me oculta la decrepitud de calles y barrios… decrepitud «poética», si quieres, muy alejada de la «modernidad» avasalladora de las ciudades de nuevo cuño. Ese aura de cosas viejas y antiguas siempre ha sido cosa de poetas, pintores y gente de letras. Bueno. Temo pertenecer a esa infame turba…
Aquí me tienes.
Avanti..!
Q.-
JP Quiñonero says
Ricardo,
Ah… moi, por el contrario, soñaba con romper con todo eso y largarme. California tenía para mi muchos otros rostros… y casi todos me parecían mucho más atractivos que el tostonazo cultureta francoeuropeo.
Demasiado tarde para volver a empezar, pero, bueno, finalmente, la decadencia eurofranchuta tiene sus encantos, una miqueta pasados de rosca, quizá; pero, es lo que hay.
En ocasiones me da el ataque nostálgico por aquella California dorada. Otra vida, otras gentes… No miro hacia atrás con nostalgia ni melancolía. Bien al contrario, encantado (de encantamiento): todo eso forma parte de mí mismo y sigue muy vivo en lo más hondo de mí:
Los Ángeles, el arte, el paraíso y el infierno iluminados en un desierto 2.
Q.-
Ricardo Lanza says
Ahí está (estamos) uno, en lo ¿antiguo o lo viejo?, ¿lo decrépito o lo eviterno? Digamos que a gusto del lector y del autor, mientras (claro) se discurra gratamente por la vida, intentando no dañar a nadie (o ayudando, si es que puedes y quieres y te dejan); y lo que dure, bastante, suficiente, no quedando inerme en el final, que, a veces, suele ser demasiado largo, prolongado con fuegos de artificio (entiéndase fármacos y demás inventos en nombre de Esculapio); pero tampoco puedes hacer mucho por variarlo; la mente, por supuesto, si continúa clara. Me quedo de visitante por Segovia, Cuenca, Salamanca y Toledo, espurio sacerdote que, al caer el crepúsculo y ya bajando el altozano, lee un breviario en que oculta deliciosas fotos de muy hermosas jóvenes,a manera de zoroastrianas virgenes que atraen la salvación; busca después la taberna, pero no al modo de Juan Ruiz, confiesa luego a arrepentidas, alienta a minusválidos, da limosna a caídos; y se va a refugiar en las Canonjías, cierra la puerta, corre la llave, lee hasta medianoche, apaga la luz; y a la cama solo: no hay barragana ni sobrina voluptuosa; una Daena evanescente cubre el trayecto que termina en el sueño el duermevela. (También París puede atraer eso, no solo es patrimonio de acrópolis de las ciudades castellanas; ¿dónde mejor?