Espace Commines, 11 septiembre 2012. Foto JPQ.
Decía que…
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De ahí mi interés por el personaje, al margen de razones profesionales evidentes:
Hospitalizado desde el lunes en el Hospital Americano de Neuilly, en la periferia oeste y más acomodada de París, Karl Lagerfeld (85 años presumidos), falleció a media mañana del martes. Su desaparición, inconfesablemente esperada, marca un jalón en la historia de la alta costura más cosmopolita.
Chanel ha nombrado sucesora del gran modisto a Virginie Viard, que ha trabajado durante tres décadas junto a su maestro y ha recibido esta misión: “Ella será la responsable de prolongar la herencia de Gabrielle Chanel y Karl Lagerfeld”. El modisto deja “viuda” a su famosa gata blanca, Choupette.
Las más graves dudas sobre el “cansancio” de Lagerfeld estallaron el 22 de enero pasado, cuando Chanel presentó sus colecciones, en ausencia de su legendario director artístico, desde 1983.
Comenzaron a circular muchos rumores. Lagerfeld había comenzado a entrar en la leyenda que él mismo construyó, con sus manos, su genio creador y su gran arte de vivir siempre a las puertas del infierno y la gloria. “Ahora podrá comenzar a vestir a los ángeles”, ha comentado uno de sus amigos.
Se supone que Karl Lagerfeld nació el 10 de septiembre de 1933, en Hamburgo, Alemania. El modisto, fotógrafo, estilista, creador polifacético, hombre orquesta de la puesta en escena artística de su propia vida, comenzó a contar la leyenda real e imaginaria de una familia mucho más que acomodada, desde que llegó a París, con su madre, durante los primeros años 50 del siglo pasado. Quiere la leyenda que Elisabeth Lagerfeld fue una madre “dominante”, que nunca dejó de criticar “con rigor” a un hijo “demasiado cariñoso”.
No hay muchos rastros de la situación material y familiar del joven Lagerfeld y su madre, en un París que todavía intentaba curar las heridas de la ocupación alemana, entre 1940 y 1945.
Dibujante excepcional, sin estudios particularmente importantes, consiguió su primer trabajo como asistente de Pierre Balmain. Desbordante de talento creador, pronto comenzó a colaborar con otras grandes marcas y personalidades, como Jean Patou, Chloé, Fendi, donde consiguió su primer título de director artístico, en 1965. Comenzaba una carrera vertiginosa.
El joven Lagerfeld se cruzó muy pronto con otro genio en ciernes, Yves Saint Laurent. Los unía y los separaba, hasta el duelo a primera sangre verbal, el talento, la ambición, la geografía parisina de la alta costura de su época. Y cosas más profundas y oscuras: el libertinaje sexual, las drogas, el intercambio de amantes, no siempre tarifados.
Durante algunos años, entre Lagerfeld y Saint-Laurent se interpuso un amante de ellos y otros, un “dandy negro”, Jacques de Bascher, adicto a las drogas, el sado masoquismo, capaz de seducir a hombres y mujeres. Marie Ottavi, biógrafa de Bascher, ha escrito que Bascher y Lagerfeld fueron “pareja” entre 1973 y 1989, cuando el sida zanjó con la muerte esa y otras parejas. Lagerfeld terminó distanciándose de esa oscura leyenda. Su amante fue adipto a todas las bebidas y drogas, las camas redondas y los “elixires” más “turbadores”. Lagerfeld se convirtió al agua minera (con gas), “chutándose” con la austeridad monacal del trabajo. Bascher murió solo, en un hospital de provincias, acompañado de un Lagerfeld envejecido, que, tantos años más tarde, todavía era capaz de hacer de memoria el croquis encantado del rostro de su gran amor.
Ida la pasión amorosa y otras pasiones inconfesables, director de Chanel, Lagerfeld creó su propia marca. Comenzaba su inmensa carrera internacional. Salpicada de aventuras, no solo comerciales, y sentencias jupiterinas: “Soy un mercenario”. “Soy una marca ambulante, Logofeld”. “¿Lo más sexy? La pieles. La piel es caliente”. “Brigitte Macron tiene las piernas más bellas de Francia. Me recuerda a Marlene Dietrich”. “¿El presidente más hortera? François Hollande”.
Amigo bastante íntimo de Helmut Newton, uno de los grandes renovadores de la fotografía de moda, en el París de los años 70 del siglo pasado, Lagerfeld comenzó pronto una carrera paralela de fotógrafo, ganándose una fama entre ácida y coqueta, capaz de inmortalizar a Carolina de Mónaco y la selección nacional de fútbol.
Como creador, como hombre de negocios, como fotógrafo, como hombre de mundo, a caballo entre París, la Costa Azul y las capitales de la moda, en Nueva York y Tokio, Lagerfeld supo trabar alianzas comerciales y complicidades artísticas. De Andy Warhol a pequeñas o medianas empresas japonesas especializadas en moda joven.
Hasta el fin, Karl Lagerfeld impuso una misteriosa imagen de sí mismo. Siempre de negro, guantes de seda negra, gafas negras, corazón alegre y ardiente, con una lengua viperina de la mejor escuela del gran arte de la conversación en los salones de un siglo XVIII de leyenda, el siglo de Casanova y Barry Lindon. Un siglo que Lagerfeld “releyó” a su manera, para construir la imagen de un gran creador para el siglo XXI.
Karl Lagerfeld, el retrato y el fotógrafo de Quiñonero.
Retrato improvisado de Karl Lagerfeld.
Helmut Newton y la heroína de Dark Lady.
Lagerfeld, María Casares, Fritz Lang y los misterios de la creación.
Lagerfeld, Saint-Laurent, sexo sadomasoquista, drogas, alcohol, amor, alta costura y…
Le Monde, Le couturier Karl Lagerfeld, directeur artistique de Chanel, est mort.
Moda.
Fina says
Quiño, gracias…
Hoy pensaba en buscar más información sobre la vida de Karl Lagerfeld, que en paz descanse, y hete aquí que la encuentro perfectamente explicada en tu blog…
Es curioso, ultimamente veo cumplidos muchos de mis deseos…
Hoy pude volver a contemplar la inmensidad del mar, después de disfrutar de maravillosos paisajes castellanos…
En fin, ante un mundo tan incierto y sin saber cuándo se presentará Thanatos…
¡Que nos quiten lo bailado!
JP Quiñonero says
Fina,
YSL y Lagerfeld fueron son personajes de muy altos vuelos, una brizna shakesperianos, por momentos, sí,
Q.-
Flâneur says
Fina :
Sobre Lagerfeld, ayer comentaba con un amigo que trabaja en Chanel , mi sorpresa al descubrir las imágenes del apartamento en el Quaie Voltaire del creador, y donde yo pensaba en un entorno barroco y lleno de obras de arte , encontré un espacio minimalista , ausente de color y de una gran frialdad.
Mi amigo me aclaró que estaba en línea con el estilo riguroso, controlado , nada dado a las provocaciones de otras firmas , con un personal de gente «bien» y donde (palabras textuales) decir un taco provoca gestos de desagrado de los guapos y guapas que por allí trabajan.
De hecho , mi amigo que fué fichado desde otra gran marca, pensaba si no sería más feliz en Kenzo ( mi amigo es un provocador ), aunque llegar a Chanel es el penúltimo escalón del éxito profesional . El último es, por supuesto, Dior.
Por lo que, en mi opinión, la decoración del apartamento de Lagerfeld , transmite la perfecta simbiosis entre él y Chanel durante años y el riguroso y obsesivo control que durante tantos años se han ejercido mutuamente.
Flâneur says
El apartamento de Lagerfeld .
Me quedo con la presencia de un magnífico frigorífico , que solo se utilizaba para contener Coca Colas Light.
¡El control!
https://www.admagazine.fr/decoration/visite-deco/diaporama/lappartement-de-karl-lagerfeld-a-paris/48848
Fina says
Flâneur:
Nunca pensé que podría visitar el hogar de Lagerfeld. Comparto tu sorpresa, no lo puedes definir mejor: «un espacio minimalista , ausente de color y de una gran frialdad». Falta calor humano, ni una triste flor…
Si es cierto que las casas son un reflejo de sus habitantes, sería un hombre con muy pocos amigos.
Sí, estilo «riguroso y controlado» a más no poder, como bien dice tu amigo, parece más la casa de un robot que de un humano…En fin, que descanse en paz, no creo que note mucho la frialdad de la muerte (si es que la hay), después de vivir en un apartamento como éste…
Si me pudiera quedar con algo, elegiría sus 40.000 volúmenes, aunque pensándolo bien no sabría dónde ponerlos 🙂
Muchas gracias por satisfacer mi curiosidad y facilitarme conocer un poco mejor el entorno de este «personaje de muy altos vuelos»… como lo califica Quiño.