Rue d’Alésia, 8 marzo 2019. Foto JPQ.
El París de Edith Piaf, Maurice Chevalier, Charles Trenet, Léo Ferré, Yves Montand, entre otros, los más grandes, solo existe en la geografía celeste de la ilusión, el arte y esas cosas: Belleville… Edith Piaf y las nuevas parisinas → Metamorfosis de Ménilmontant.
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Existe, por el contrario, el país parisino de Georges Brassens.
País, sin duda, en el sentido que le da Daniel Halévy, amigo y condiscípulo de Proust, en una obra memorable y clásica, Pays parisiens (¿1929?).
Muy groseramente, el país parisino de Brassens se encuentra -de este a oeste- en un tramo de la rue d’Alésia, entre la Brasserie Zeller, el metro Plaissance, la rue de Vanves, la rue Santos-Dumont, el parque Georges Brassens; y -de norte a sur- entre la rue Daguerre, Le Méridien, Denfert-Rochereau, la rue Didot, hasta el boulevard Brune.
País que no es exactamente un “barrio” (tiene varios micro “ecosistemas” urbanos), entre los distritos XIV y XV (archipiélagos de barrios y “urbanizaciones», restos de un París asesinado a través de la especulación inmobiliaria más sonámbula y desalmada): El asesinato de París → El asesinato de París, work in progress.
Paris dans les chansons de Brassens.
Valery, Brassens, Baltasar, Rafael, Feliciano, José Alberto…
Macron / Chalecos amarillos… Nihilismo, tercera edad y locura de masas.
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