Hôtel-Dieu de Paris, 20 noviembre 2013. Foto JPQ.
En verdad, esta historia comenzó hace años: Francia, víctima de un ogro filantrópico, el Estado.
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La primera jornada de huelga de funcionarios del transporte público, en París, terminó la tarde / noche del viernes como había comenzado: más de 300 kilómetros de atascos acumulados en la periferia de la capital, “bloqueada” durante todo el día por la parálisis total o parcial del metro y los autobuses, lanzando una severa advertencia a Emmanuel Macron y su gobierno, antes siquiera que se conozcan los detalles definitivos de una “reforma histórica” que pretende “unificar” más de cuarenta sistemas de pensiones, intentando recortar o hacer desaparecer llamativas desigualdades.
Según todas las fuentes sindicales y gubernamentales, la huelga del viernes perturbó seriamente todas o casi todas las actividades, en París, y fue la más importante desde 2007, cuando Nicolas Sarkozy tuvo de modificar significativamente un proyecto menos ambicioso. En 1995, Jacques Chirac, presidente conservador, enterró un proyecto muy semejante al de Emmanuel Macron, tras varias semanas de huelgas de todos los sindicatos del transporte público (ferroviarios, metro, autobuses).
La jornada del viernes, en París, fue presentada como una “advertencia” de la “cólera creciente” de los funcionarios del transporte público, ante unos proyectos de reforma que el gobierno de Macron continúa matizando.
La idea central del proyecto de reforma macroniana es muy simple: crear un nuevo sistema nacional de pensiones que “unifique” los más de cuarenta modelos de pensiones y jubilaciones. Aplazada, en el tiempo, la reforma debiera “recortar” privilegios, reales o presumidos, a través de un nuevo modelo de cotización, evaluación y jubilación.
¿Cuales son los “motores” de la huelga? ¿Cuales son funcionarios presuntamente privilegiados..? Los empleados del varios sectores públicos (transportes, ferrocarriles, distribución de gas y electricidad) se jubilan antes (entre los 52 / 53 años, cuando la media en el sector privado es de 62 / 62), y cobran pensiones más altas (superiores a los 3.000 euros, en muchos casos, cuando la media en el sector privado no siempre llega a los 2.000), cotizando menos años.
Antes siquiera de conocerse, en detalle, el proyecto macroniano, numerosos sectores de funcionarios o trabajadores del sector público han comenzado por anunciar su rechazo frontal del proyecto.
Los trabajadores del transporte público, en París, lanzaron el viernes la primera “batalla” (preventiva) contra una “guerra” (de posiciones) que se anuncia larga e inflamable.
Hay previstas huelgas y jornadas de protesta, a lo largo del otoño, en muchos otros sectores,: ferroviarios, maestros y profesores, funcionarios del sector de distribución de gas y electricidad, enfermeras.
Antiguo banquero de negocios, gran negociador, Emmanuel Macron ha comenzado por evitar el “choque frontal” ante la emergente resistencia sindical: Abandonó su promesa electoral de suprimir 120.000 puestos de funcionarios. Ha decidido “escalonar” la reforma de las pensiones “durante los próximos meses”, insinuando que pudiera “prolongarse” hasta finales del primer semestre del 2000.
Hace diez días, Macron dio categoría de ministro responsable de la reforma del sistema nacional de pensiones a Jean-Paul Delevoye, que lleva veinticinco años trabajando ese problema de inmenso calado, que comenzó a “estudiar”, entre 2002 y 2004, como ministro de la Función pública de Jacques Chirac, presidente conservador. Macron ha elegido a Delevoye para hacer pasar una de las reformas más importantes de su mandato presidencial.
Macron, su jefe de Gobierno, Édouard Philippe (antiguo consejero de Alain Juppé, que ya tuvo que dimitir en 1995 / 96, víctima de proyecto de reforma muy semejante), y Delevoye, ha decidido “moverse” con pies de plomo, dándose mucho meses para intentar avanzar.
Tras el éxito aparente de su primera jornada de huelga de los transportes parisinos, los representantes de cuatro sindicatos fueron recibidos la tarde del viernes por la dirección de la RATP (Red Autónoma de Transportes Parisinos) y un representante del Gobierno. Los sindicalistas comenzaron por anunciar que “no hay nada que negociar”. La dirección de la empresa pública intentó “tranquilizarlos”. El representante del Gobierno insistió en que la reforma será “concertada”.
El flamante ministro de la reforma, Jean-Paul Delevoye, ya lleva más de un año “dialogando”, “escuchando”, “matizando”, un proyecto que Macron y el resto del Gobierno siguen sin confirmar, en detalle, dándose tiempo para continuar.
La gran esperanza macroniana es muy simple: terminar imponiendo una “reforma histórica”. Estas son sus “herramientas” de trabajo: dividir a los sindicatos, intentar dividir a los distintos sectores afectados, maquillar algunos puntos de la reforma.
Está por ver como irán reaccionando los trabajadores del transporte público, los ferroviarios, maestros y profesores, funcionarios del sector de distribución de gas y electricidad, enfermeras, ante unos proyectos que comienzan por rechazar “globalmente”.
Para Macron se trata de la reforma más ambiciosa de su mandato presidencial.
Para Francia, se trata de una reforma histórica, si llega a consumarse, ya que afecta a la matriz administrativa del modelo nacional de pensiones.
Para Europa, se trata de una “aventura” imprevisible. La “factura” de la crisis de la franquicia de los chalecos amarillos ha costado entre 20.000 y 25.000 millones a los presupuestos del Estado, que Emmanuel Macron no consigue “sanear” como había anunciado, suscitando dudas y reservas entre los influyentes vecinos y aliados alemanes, entre otros. ABC, 14 septiembre 2019. La huelga contra la futura reforma de las pensiones paraliza París.
Francia, víctima de un ogro filantrópico, el Estado.
Macron teme el eclipse / ocaso de Europa.
Macron y la nueva Francia… un archipiélago de comunidades conflictivas.
Los funcionarios son la causa de todos los males de Francia y Europa. Bomberos policias profesores sanitarios jueces notarios… No asi los funcionarios y politicos de CE ni tampoco los ejecutivos y politicos nacionales privatizadores de empresas publicas. El estado de bienestar fue una broma de los liberales. En los noventa el muro de Berlin cayo y se empezaron a construir muros en los paises liberales. Los sindicatos se destruyeron pues no hacian falta para las empresas multinacionales. Macron contra el estado nacional. En el XIX el individuo contra el estado del ingeniero Herbert Spencer. Los politicos sin oficio ni beneficio no les preocupan sus sueldos y jubilaciones estan asegurados como sus chanchullos. Bien venido estado de las jaurias.
José,
No sé si estoy muy OK en todo.
Si tienes cáncer o un familiar con cáncer… el Estado del bienestar es algo esencial: una economía modesta NO puede soportar unos gastos excepcionales.
Macron… intentar recortar desigualdades entre funcionarios muy protegidos y bien servidos (mejores pensiones, con menos años de trabajo) y currantes mal servidos por el mismo Estado…
Los sindicatos… pueden estar muy bien, cuando defienden causas justas… pero pueden entrar en decadencia cuando defienden causas menos justas (es el caso de los sindicatos del servicio público de los transportes franceses… se jubilan con 52 / 53 años, con pensiones de alrededor 3.000 euros… lo que está muy bien, claro, para ellos..).
El libre comercio… no pone muros: el que está destruyendo el libre comercio (más o menos) es Trump…
…
En fin… que todo es una miqueta complicado, vaya,
Q.-