Jardin du Luxembourg, 23 junio 2020. Foto JPQ.
París en tiempos del coronavirus … el desconfinamiento, en el Luxemburgo.
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Desde Marie de Médicis, el Luxemburgo, qué de historias …
Ramon Llull escribió en sus inmediaciones L’arbre de filosofia d’amor (Árbol de filosofía de amor) y Lo cant de Ramon (Canto de Ramón).
Durante el Terror (1793), el Palacio del Luxemburgo, construido por Marie de Médicis, fue una prisión de siniestro recuerdo.
Andando el tiempo, Remy de Gourmont y Ramón Gómez de la Serna vieron en el Luxemburgo, en los Jardines del Luxemburgo, una suerte de tierra encantada, poblada de misteriosas hadas / estatuas…
“… En cierta medida, la vendedora de globos y golosinas tiene mucho de hada de cuento de hadas: ella entrega al niño que le pide sus favores el hilo que hace volar la cometa inolvidable de la ilusión, iniciándolo al misterio de las gracias que habitan el lugar, las “reinas” / estatuas del Luxemburgo, en este caso, glosadas por Remy de Gourmont y Ramón Gómez de la Serna…” El Luxemburgo, cuando llega la primavera… Vendedora de globos y golosinas.
Los Fitzgerald vivieron en la frontera oeste de los jardines: Recuerdo de Zelda y F. Scott Fitzgerald
Emili Grau Sala -esposo de Ángeles Santos, padre de Grau Santos- inmortalizó la imagen “ideal” (¿?) de unos jardines que quizá pudieron existir y siguen existiendo, por momentos, muy fugaces.
En mi caso, el Luxemburgo tiene muchos rostros: aquellas pistas de tenis que dejé de frecuentar, los senderos por donde corría en busca de mi mismo, el paisaje no solo interior por donde deambulan algunos de mis personajes:
Diana, Horst, Lise Fonssagrives, Elodie y mi fotógrafo, en el Luxemburgo.
Recuerdo de Zelda y F. Scott Fitzgerald →
→ El Luxemburgo, una tarde de invierno 9 La vendedora de golosinas y las hadas.
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Fina says
Quiño,
¡Cuánta belleza y ensoñación en esta imagen…!
Me fascinan las historias que nos cuentas de estos jardines, habitados por el «misterio de las gracias», en una tierra encantada…
Muchas gracias por alentar nuestros sueños con ilusiones y hadas benéficas…Hoy dormiré como un angelito, como este niño del cuento de hadas y con estos jardines mágicos en mi memoria…
JP Quiñonero says
Ay, Fina … qué ilusión me hacen tus palabras …
Sí, el Luxemburgo es un sitio encantado y poblado de misterios: basta cerrar los ojos y mirar al cielo estrellado que está …
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Palanteeeee …
Q.-
Fina says
Sí, Quiño, sí,
Siempre palanteeeee…!!!
Que tengamos la capacidad de gozar lo bueno y bello que encontramos en el camino de la vida, ya sean jardines, fuentes, lagos, esculturas…
Ayer disfruté visitando los jardines y el Laberinto de Horta, aunque no sean comparables a los de Luxemburgo… Qué fortuna encontrar en el centro del laberinto a Eros, en la entrada a Ariadna y Teseo, y en otros lugares a la ninfa Egeria, Eco y Narciso, Dánae…entre otros personajes mitológicos.
Pues eso, «a cerrar los ojos y mirar al cielo estrellado…» cuando la realidad terrestre sea demasiado dura…
Buenas noches a todos/as.
JP Quiñonero says
Fina,
Ah, vaya envidia grande, la de tu Laberinto, en Horta … A mi modo de ver, lo esencial es ser capaz de mirar con amor todo cuanto nos rodea… la realidad es sagrada decía Ramón Gaya… y en cada rincón hay huellas de lo divino que está en nosotros y las estrellas…
Q.-
PS. Cito sin citar una legendaria referencia de Plotino citado por Porfirio: “Preparo lo divino que hay en mi para ir al encuentro de lo divino que hay en las estrellas”.
Fina says
Quiño,
¡Que cosas tan bonitas dices…!
«Lo esencial es ser capaz de mirar con amor todo cuanto nos rodea…».
Habrá que pensar en ir preparando ese viaje espiritual y definitivo…
JP Quiñonero says
Ay, Fina…
«Genio y figura..»
Palanteeeeee ….
Q.-
Ricardo Lanza says
Precisamente, estimado, uno de mis primeros recuerdos lectores que tengo (puede que con seis años nada más), se refiere a un libro titulado (creo) «Cómo juegan los niños del mundo», en el que, bajo una portada (me parece) en tela y oro, unas páginas de letra apretada y papel menesteroso y unas fotos y grabados diríamos que hospicianos, describíanse los modos y las costumbres de los juegos infantiles a lo largo del mundo, incluyendo al Occidente de entonces y a las muchas tribus y naciones de la época, todavía ancladas bastantes en el neolítico y en el paleolítico. Mi memoria me trae las niñas de vestidos historiados y muy pulcros jugando al aro y al diávolo en los jardines de Luxemburgo parisinos, en abrupto contraste con los chiquillos del Kalahari y los Aymaraes de las Yungas, enfrascados en juegos más primarios y naturales. Muchas vueltas di a ese tomo, que hoy (desde hace años) tengo perdido pero se queda en el recuerdo. Le supongo editado antes de la Guerra, puede que incluso al filo de esa primera conflagración mundial que dio término abrupto a la Belle Epoque en que tan pocos vivieron unas esplendorosas existencias gracias al esfuerzo de los muchos, a ese espinazo sombrío y silencioso de la humanidad que laboraba en el oscuro anonimato del campo y de las minas, de la implacable mar. Años de Wilde y Raymond Russell, de Verlaine y de Turgueniev… ¿añadimos también a Sawa y a Villaespesa, a Silverio Lanza y a Dorio de Gádes? ¿Se nos quedan pequeños? ¿Pesan sus muertes menos?
JP Quiñonero says
Ricardo,
Bueno… Grau Sala fue el continuador de esa tradición de chiquillas y jovencitas en el Luxemburgo … esos jardines siguen estando ahí… frecuentados por la tropa infantil, juvenil y menos juvenil de hoy por hoy …
Remy de Gourmont y Ramón Gómez de la Serna escribieron páginas esenciales… y, mucho más próximos, Cioran y Samuel Beckett, vecinos del barrio, lo frecuentaban a diario … cada uno de ellos dejó algo íntimo por esos jardines … Modiano, otro vecino, lo frecuenta poco o nada… no se… ha crecido la incultura, han aparecido otras gentes, otros viajeros …
Q.-
Fina says
Don Ricardo Lanza,
Por lo visto es Ud. un ser extraordinario desde su infancia, mientras los otros niños jugaban Ud. ya se dedicaba a leer…
Mi afición por la lectura fue tardía, por lo que llego a la conclusión que nunca estaré a su altura, en muchos aspectos…Quizás si fuéramos todos iguales la vida sería más monótona y no tendría tanto interés.
En fin, como Ud. bien dice, no todos tenemos la misma «dimensión intelectual». ¡Cuántas grandes personalidades de la cultura por conocer, cuántas asignaturas pendientes…!
Ricardo Lanza says
Voy a meter a Emilio Carrere en este Cajón de Sastre de bohemios peninsulares porque algo también le quedaba de Francia, no sé si del Luxemburgo de mi niñez -ya se ha perdido, a impulsos pretendo retenerla; quiero creer en el Evangelio de los niños, aunque mi talante me conduzca al evangelio (en minúscula) de los gatos, santos en el budismo, y también por algunos de los Andes, en trances solicitados- o de ese malditismo rumoroso y envidiado que emanaba de Verlaine y Baudelaire, del genial Rimbaud de los diecisiete años. Claro, «La musa del Arroyo», lavándose los pies en los charcos del Callejón del Gato; pero el Emilio, muy dandy que se cree y trasnochado señorito, no bebe de ese agua; sabe que está contaminada, no la higieniza el milagro del amor, que entonces El Soldado de Nápoles ya vigila.
Menos mal que me entero por ti de la «res publica», que me olvido del tiempo en que resido, no sé si lo dirige monarquía o dictadura, no sé si el Luxemburgo es lugar que rellenen de piedras luego de haberlo dado fuego, lo adjudiquen marchamo de esclavista, estimado.
JP Quiñonero says
Ricardo,
Bueno… temo de Carrere y sus amigos eran poco dados a los jardines… les iba un poco más la marcha nocturna y todos esos líos…
El Luxemburgo ha preservado una identidad que ya atraía a Ramón, don Pío y Azorín … que frecuentaron mucho los alrededores …
Q.-