Robert Adams, Colfax Avenue, Lakewood, Colorado, 1970.
Raymond Depardon ha comisariado las Rencontres fotográficas de Arles a su imagen y semejanza: todos sus invitados contemplan la realidad visible e invisible con una mirada limpia y pura, que mucho tiene en común con el épico combate de la luz contra las tinieblas, indisociable, para mí, de la obra de Néstor Almendros.
Mirada limpia y pura, tan alejada de la mirada turbia, “moderna” (¿?) y profundamente falsa que prolifera muy mayoritariamente en Caína.
Entre los invitados de Depardon descubro encantado al maestro Robert Adams, a quien la Getty consagra una retrospectiva, donde encuentro una explicación de sus series sobre Los Ángeles, que bien me ayudan a comprender mi fascinación por esos trabajos, que tanto contribuyeron, me digo retrospectivamente, a formar mi propia sensibilidad:
“While living in Los Angeles in the late 1950s and early 1960s, Adams observed in the surrounding landscape the remains of once glorious citrus estates, transformed after World War II by real-estate developers intent on profiting from the sale of homes to veterans. Adams returned to photograph these changes numerous times between 1978 and 1983”.
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“About the series, called Los Angeles Spring, Adams wrote: «The pictures reveal a persistent verdancy that is unexpected. How could anyone explain the bird in the defoliated orchard, the suddenly clear day on a quiet road, or the astonishing silhouette of a eucalyptus in smog?»
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