Semanas antes de morir, víctima del Sida, en Nueva York, Néstor Almendros me comentaba con melancólica distancia, el vacío con que fue recibida, en España, Mauvaise conduite, su película sobre la trágica suerte de los homosexuales cubanos. “¡Como me emocionó -me decía, en la terraza de Lipp- tu artículo afirmando que toda mi obra era un épico combate de la luz contra las tinieblas…!”. Néstor se refería a Luz española, 1 y 2. Artículo recogido en mi libro El misterio de Ítaca.
Han pasado los años. La homosexualidad sigue siendo un crimen de Estado, en La Habana. A la espera que Castro se sume a la campaña mundial a favor de la Alianza de civilizaciones, los ayatolás iraníes ya aceptan gustosos participar en tal aventura diplomático – cultural, al mismo tiempo que persiguen y pueden condenar a la horca a homo y transexuales, cuyas aventuras y tragedia no parecen inquietar mayormente a la fina intelectualidad cainita.
Sorprende el cinismo desalmado con que se acepta la alianza diplomática, sin que a nadie interese para nada la cultura ni la suerte de hombres, mujeres, homo, transexuales, perseguidos a muerte por no enterrar en una tumba, en vida, su identidad sexual más íntima.
Pablo Eugenio Fernandez Jiménez says
Hace…12 años, y sin remar a favor de viento. Entonces como ahora
JP Quiñonero says
Pablo… El inmovilismo tiene muchos rostros. El inmovilismo cultural quizá sea de los más dolorosos, me temo, ay,
Q.-