Intento transmitir a mis hijos la lección esencial que me enseñó mi padre: “La voluntad mueve las montañas..”.
Y les cito como ejemplo el caso de un hombre que nació talidomídico, sin brazos, con sólo siete dedos, y que nunca llegaría a crecer más de 1m 34cm. Para convertirse, con los años y una voluntad de hierro, en uno de los barítonos más justamente famosos de nuestro tiempo.