Cuando Joaquín sale al paso de la mala educación y Wallenstein intenta hablar con alguna serenidad de Asturias, 1934, quizá estén intentando combatir los estragos de una enfermedad del espíritu que viene de muy lejos: el triunfo endemoniado de una ética y una estética hampescas que comenzó a proliferar con la Picaresca, y una de cuyas expresiones canónicas es el Entierro de la Sardina goyesco.
Con la aparición de nuevos medios de incomunicación de masas, esa enfermedad del espíritu es el caldo de cultivo donde nacen, crecen y se reproducen nuevas especies de alimañas desalmadas.
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En la lectura dominical del Abc: Sube el absentismo escolar en adolescentes de clase media y baja entre los hijos de temporeros. ¿Qué está pasando?