La crisis de identidad francesa ahonda la incertidumbre y la parálisis institucional de la UE, cuyo futuro está parcialmente hipotecado al resultado de las próximas elecciones presidenciales.
En 1954, la Asamblea Nacional francesa modificó el rumbo de la construcción política de Europa, enterrando el proyecto de Comunidad Europea de Defensa. Entre 1995 y 2002 (primer mandato presidencial de Chirac, cohabitando durante cinco años con un gobierno socialista), Francia contribuyó de manera determinante a dinamitar el Pacto de estabilidad que debía asegurar el relanzamiento de las economías europeas, perdiendo terreno en la nueva geografía del poder mundial. En 2005, el referéndum nacional galo paralizó indefinidamente la bizantina gestación de una nueva arquitectura institucional.
Voluntarista, el Economist estima que Francia necesita una Dama de Hierro (Mrs. Theatcher) para romper con los estragos de veinticinco años de demagogia de izquierda (Mitterrand) y derecha (Chirac), recordando datos esenciales: la primera industria mundial del lujo; la segunda agricultura exportadora internacional; la cuarta industria mundial de armas; grandes empresas con implantación planetaria, etc.
Sin embargo, basta que algunas bandas de franceses de raza negra peguen fuego a cuatro autobuses, en los suburbios de París, o escriban pintadas vociferando «¡Sarko, te vamos a follar!» para que toda Francia y parte de Europa queden hipnotizadas por una crisis de insondable calado, cuyo alcance europeo es bien evidente: es imprescindible esperar que Francia elija un nuevo presidente para volver a intentar relanzar la empantanada UE, sin arquitectura institucional estable, con graves problemas de inmigración y dolorosas tensiones raciales, religiosas, culturales, etc.
La fragilidad francesa ilumina la patética fragilidad europea. El Economist estima que Francia puede salir del hoyo. Tampoco es descartable una agravación de la crisis, precipitada por la demagogia, la xenofobia, el inmovilismo social y el costo de unas promesas electorales irresponsables.
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El New York Times resume un estado de opinión muy generalizado subrayando la “chiracofobia” rampante y comprensible que vive Francia. Dos opiniones me merecen un repeto particular:
● Raymond Barre: “Chirac ha sido algo así como un señor del oportunismo, instalando en la alcaldía de París un sistema de corrupción”.
● Philippe Seguin: “Chirac tiene algo de don Juan: dotado para el arte de la seducción, pero inconstante e incapaz de conservarlo o servirlo con eficacia”.
¿Está Europa enferma de Francia o es Francia el síntoma de la enfermedad europea? ¡Buena pregunta! Me inclino a pensar que la enfermedad de Europa tiene mucho que ver con la beatería de los grandes principios revolucionarios franceses, que nos permtien, a la vez, considerarnos buenos (y, más que buenos, moralmente superiores al resto de la humanidad) por el hecho de que proclamamos estentóreamente nuestra fe en ellos y -¡qué paradójico!- despreciar la realidad por no estar a la altura de nuestros principios. Hemos condenado a Hobbes al infierno por el simple hecho de que hemos elevado a Rousseau al cielo.
El Emilio de Rousseau ha hecho muchísimo mal en el sistema educativo español estos años.
El problema, querido Gregorio, no son tales principios revolucionarios, sino que bien pocos se los creen y APLICAN. Las sociedades europeas carecen de valores, de principios, esa es la triste realidad, no hay otra.
Y gran parte de los males provienen de los diferentes sistemas partitocráticos, que alejan cada vez más a la ciudadanía de la cosa pública. En muchos países, la democracia es meramente formal, sólo hay elecciones a listas cerradas, a partidos mastodónticos y nada más. No hay control sobre los poderes, la partitocracia lo ocupa todo, y, por ello, la CORRUPCION.
Fijémonos en lo que pasó en Argentina. Con Menem o De la Rúa, de partidos distintos, el expolio de los políticos a las riquezas del país fue generalizado. Mas esa clase política no era sino un reflejo de la sociedad argentina, extremadamente corrupta y carente de valores.
En España, en vez de expolio generalizado, lo que reina es la corrupción generalizada, con los grandes partidos a la cabeza. Y no sólo el PSOE y el PP, en Tarragona CiU es básicamente un partido corrupto hasta la médula, que enmascara sus prácticas con el mensaje de la identidad, con el que muchos catalanes miran para otro lado.
El otro día, el fiscal del caso contra Juana Chaos, dejó el caso, a diferencia de tantos otros fiscales que anteponen la obediencia debida a los principios, al estado de derecho. Todo ello de la mano del PSOE de Zapatero, que tuerce el estado de derecho para conseguir sus fines.
Termino, recordemos que todas las tropelías cometidas en Argentina tuvieron su refrendo parlamentario, con leyes aprobadas por mayoría. Bien pocos denunciaron lo que se avecinaba, el ataque a los principios democráticos (para muchos, democracia = votaciones, y nada más, de ahí la degradación ética/moral de tantos). Y esos pocos fueron objeto de represalias, incluso violentas.
Eso mismo, en otro rango, es lo que sucedió meses atrás en el Parlamento español, con la aprobación del NUEVO Estatut que implica una reforma constitucional encubierta, lo que obligaba a tener los 2/3 del arco parlamentario, y no la mayoría simple.
¿Cuántos han denunciado ese atropello democrático? Os recuerdo que la expresión «reforma constitucional encubierta» la empleé yo dos/tres días antes que Rajoy y el PP, así como otros mensajes «propios» de Ciutadans/Ciudadanos.
No, reina el sectarismo, «los míos y los otros». Oiga, pues no, antes que las ideas están las REGLAS DEMOCRATICAS, los PRINCIPIOS.
PD: Años atrás, cuando el PP aprobó la nefasta nefasta nefasta LSSI, la protesta se extenció en la red. El PSOE prometió anularla, pero no lo ha hecho. Con su llegada al poder, casi nadie se acuerda de la LSSI, que sigue ahí, cual guillotina sobre la red española, a la espera de elaborar el reglamento cuando así convenga al poder.
Gregorio, Maty,
.. vaya usted a saber.. a mi modo de ver,
a). Hay una enfermedad general europea.
b). Hay una enfermedad específicamente francesa, con matices muy propios..
c). En ambos casos -creo- todo comienza de alguna manera con el «desencantamiento» del mundo: dejando al descubierto, hoy, sociedades puramente desalmadas.. véase España o los suburbios franceses..
Q.-
Es llamativo que cuando comenzamos a analizar la fragilidad de las sociedades (española, francesa, norteamericana, musulmana…) acabamos recalando en la fragilidad de los individuos. Nunca encontraremos comunidades virtuosas sin hombres y mujeres, ciudadanos, que practiquen la virtud. Igual que la cabra tira siempre para el monte, nuestro egoísmo natural no puede más que disolver los lazos comunitarios.
Esta mañana me he apuntado al pesimismo ambiente.
Joaquín,
¡Evidentemente..!
El «desencantamiento» del mundo (evito el palabro alemán de referencia) conlleva la aparición de bichos desalmados… véase los Sueños de Quevedo o los Endemoniados de Dostoievski.
Y en nombre del todo vale, no hay principios, etc., se impone la Ley de la Selva, cuando no la Ley del Terror Desalmado: véase los suburbios franceses: «¡menos escuelas, más prostíbulos..«. Etc.
Q.-
Joaquin,
El egoismo que ahora prevalece en las sociedades occidentales no es solo el natural, que tambien, sino que el egoismo ha sido levantado a la categoria de virtud por los infinitos propagandistas del liberalismo a ultranza. Cuando la satisfaccion inmediata de los menores deseos de la persona está por encima de su conveniencia o inconveniencia para los demas, no hay que extrañarse por la disolucion de todo lazo, no solo social, sino tambien familiar, laboral (que es un sindicato que cobra de la empresa para facilitar despidos masivos?), …
Es particularmente instructiva a este respecto la lista de «promesas» electorales de los candidatos al Parlament de Catalunya: todas la promesas pretenden satisfacer necesidades individuales, incluso algunas que no van mas alla de la simple moda. A lo mejor es que somos asi, pero de lo que no hay duda es de que asi nos quieren.
Ramon, totalmente de acuerdo. Ahí va Hannah Arendt, hablando de la conversión en hombre-masa desde el individualismo burgués:
Nada resultó tan fácil de destruir como la intimidad y la moralidad privada de quienes no pensaban más que en salvaguardar sus vidas privadas. Tras unos pocos años de poder y una sistemática coordinación, los nazis pudieron afirmar con justicia: «El único hombre que en Alemania es todavía una persona particular es alguien q
Ramon, totalmente de acuerdo. Ahí va Hannah Arendt, hablando de la conversión en hombre-masa desde el individualismo burgués:
Nada resultó tan fácil de destruir como la intimidad y la moralidad privada de quienes no pensaban más que en salvaguardar sus vidas privadas. Tras unos pocos años de poder y una sistemática coordinación, los nazis pudieron afirmar con justicia: «El único hombre que en Alemania es todavía una persona particular es alguien q
Bueeeno, no sólo se publica dos veces; dos veces inacabado. Acaba Arendt, citando a un nazi:
…que está dormido»
Lola
Sí, Ramón, me parece muy bien observado. Por eso las reformas políticas no debieran ser filológicas(por quítame allá unas u otras declaraciones solemnes en textos fundamentales) sino que debe comenzar por la educación de los ciudadanos, desde la cuna. Los mejores observadores subrayan la importancia de formar capital humano, expresión que no me gusta, aunque es vital para la supervivencia de las sociedades y las economías.
… Y también me parece oportunísima la cita de Arendt que nos trae Lola.
Saludos
Ramón, Lola, Joaquín,
Creo que analizais muy fino. Por mi parte, esa destrucción del alma y la persona humana, en España, creo que data de la irrupción de la ética y la estética de pícaros y hampones: el «individualismo» del pícaro se transforma con frecuencia en un inmoralismo al servicio de la rapacidad asesina.. véase Quevedo descarrilando contra los judíos de manera tan pavorosa.
Si para salvarse individualmente bastaba como quemar al vecino, en la Plaza Mayor de Madrid, nada más urgente que denunciarlo como una sierpe venenosa. De ahí el paralelismo con la Alemania nazi o la Rusia comunista: los padres vendiendo a los hijos, las hijas vendiendo a los padres, etc.
Siendo grande, el horror de los suburbios de París o Los Ángeles creo que es algo más «permeable», menos Infernal: algunas posibilidades hay de escapar, que no había en los regímenes totalitarios o la España de la Inquisición.
Saludos,
Q.-