Quizá sea excesivo esperar que un murciano pueda llegar a ser presidente de la Generalitat sin que le recuerden a cada instante sus modestos orígenes familiares. Quizá tan ilusorio como esperar que la esposa de un presidente del gobierno español esté casada con una moza de origen morisco, musulmana no sé si muy piadosa, como era el caso del personaje histórico en el que se funda la más alta de las heroínas castellanas, doña Dulcinea del Toboso (1).