¿Quién habla por la boca de un joven de quince años que trata a su padre de “gran cerdo”, si le prohíbe tener acceso a Internet una noche?
La lengua yiddish, el folclore y la religión judía, tan presentes en la obra de Isaac Bashevis Singer hablan del dibbuk: “El demonio o alma de un muerto que entra en el cuerpo de una persona viva y dirige su conducta”. Para pudrir su vida y la de sus próximos.
En nuestro tiempo, los niños, adolescentes, jóvenes por no hablar de los adultos están poseídos con frecuencia por cosas muertas y desalmadas, que se apropian de su tiempo, sus vida y sus almas.
Son esos nuevos rostros del Mal y el Demonio los que poseen a los más débiles, hablando por la boca del hijo para llamar “cerda” a la madre que le niega un capricho.
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