El tardío descubrimiento cainita de Marc Fumaroli no está exento manipulaciones: las mismas mafias filantrópicas que lo censuraron ayer lo utilizan hoy para maquillar y ocultar lo que en verdad dice sobre las oligarquías filantrópicas.
El Fumaroli de hace dieciséis años no estaba hablando de Sarkozy, si no de Mitterrand. Hoy no habla de París, si no de Barcelona, Frankfurt y Madrid.
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