El concepto “soldado de las ideas” con el que Fidel Castro se despidió de su público tiene una larga tradición cultural, que las mafias filantrópicas y el marketing militarizado ponen hoy al servicio del mismo fin: “el bien común”, tal como lo entienden los gabinetes de publicidad política y comercial.
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Los manuales de estrategia militar e historia de la guerra se utilizaron muy pronto en las mejores escuelas de publicidad. En nuestro tiempo, en Caína, la información y desinformación cultural están mancilladas por la polución publicitaria más agresiva, aventando con el mismo frenesí los libros, las obras y las ideas muertas, que los “soldados de las ideas” imponen con la firmeza de quienes trepan a través de la conquista de nuevos mercados.
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El adiós de Fidel, en Granma:
No me despido de ustedes. Deseo solo combatir como un soldado de las ideas. Seguiré escribiendo bajo el título «Reflexiones del compañero Fidel». Será un arma más del arsenal con la cual se podrá contar. Tal vez mi voz se escuche. Seré cuidadoso.
Gracias,
Fidel Castro Ruiz
18 de febrero de 2008
5 y 30 p.m.
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