Nina Berberova y Hubert Nyssen, 1985
Imprescindibles para sobrevivir
Mis padres soñaron con crear un museo en la sacristía de la iglesia de mi pueblo. Aquella historia, entre otras locuras, terminó en un convento convertido en cárcel habilitada. Hubert Nyssen ha tenido más suerte: él pudo comprar la iglesia de su pueblo de adopción, para instalar una librería, un centro de lecturas y conciertos.
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