Hace siglos escribí que, en verdad, España era y es víctima de una enfermedad del espíritu que comenzaba con la pudrición de la lengua. ¡Qué de ejemplos en la prensa de la mañana…!
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Basta con poner comillas a la palabra verdad… y “verdad” mancha el rostro de quien reclama la verdad con la podredumbre de una sospecha infame.
Cuando un juez cobra de un banco decenas o centenas de millares de euros, alegremente pagados y cobrados en Nueva York, con alegre desenvoltura cómplice, y el Tribunal Supremo afirma que tal cobro fue ocultado en Madrid (sin comillas)… basta afirmar que se “sugiere” (sin comillas) tal ocultación para convertir el delito fiscal en mera “sugerencia” (sin comillas), tan disculpable, a continuación, para quien vive y puede pagarse cacerías de recreo, traficando al precio fuerte con envenenadas sugerencias difamantes contra el vecino incómodo.
Basta con desenterrar el cadáver del diálogo político con asesinos, o presuntamente tales, acusando al vecino de tal tentación, para dejar caer la sangre derramada a los pies de quienes solo desean dialogar entre colegas, esperando que alguien resbale al pisar la sangre de los cadáveres usados para comprar o vender favores políticos…
… así, modificando el sentido de las palabras, a través de la maledicencia y la podredumbre moral, se arruinan los fundamentos básicos de la vida cívica, corrompida a través del diario comercio hampesco con la lengua. No era otra la enfermedad del espíritu propagada con la Picaresca y su ética y estética de hampones, tema central de mi De la inexistencia de España / De la inexistència d’Espanya.
PS. Lo que entienden por “escritor” y “escritora” en los medios de com. e incomunicación merecería un análisis de fondo, para intentar comprender la degradación mortal de la cultura, a través de las industrias y comercios del ramo.
maty says
Por casa corre la biografía de Garzón escrita por Pilar Urbano (regalo navideño creo).
Yo lo tengo claro: Garzón tendría que ser expulsado de la carrera judicial y ser encausado judicialmente, al ser una falta muy grave, intolerable en un juez, independientemente de su trayectoria anterior.
Junto a él, una inmensa mayoría de diputados y senadores españoles nacionales y autonómicos por hacer otro tanto.
Lo peor no es lo anterior, no, sino que los seguirán votando una y otra vez, pues la sociedad está tan carcomida como sus representantes.
Cuando uno carece de ideología y sólo se guía por principios y valores no tiene reparo alguno en denunciar a los corruptos sinvergüenzas (presuntos, no vaya a ser… ). Pero eso, principios y valores (éticos/morales) es lo que menos se encuentra por ahí.
JP Quiñonero says
Maty,
Bueno… sin distraerme del problema de fondo, más allá de cualquier personalismo.
La mentira y el crimen son punibles, a través de la Ley. Son un síntoma de corrupción, NO la corrupción misma, punible por la Ley, cuando la Ley se respeta.
Pero la Ley y la moral pública se quebrantan y pudren cuando se miente y se mata en nombre del bien.
…
Los asesinatos de ETA son punibles por la Ley, y NO corrompen la moral pública. Ya que bien a las claras queda quienes son las víctimas y los asesinos.
Los asesinatos del GAL SI corrompen la moral pública… ya que se mata en nombre del bien… y parte de los inductores del crimen quedan emboscados e impunes, ocultos en la selva de la moral pública, corrompida.
…
Este o aquel delito NO corrompen la vida pública… cuando la opinión pública puede discernir donde está el bien y el mal.
La vida pública se corrompe cuando el bien y el mal quedan manchados y corrompidos a través de la podredumbre de las palabras viciadas y corrompidas,
Q.-
Jordi says
Quinyo, no llevaras algo de Pla en los genes, no?
Exacto, lo cual nos lleva a que aqui todo el mundo se cubre con la capa del bien, de la busqueda del beneficio comun y de llevar a la sociedad al siguiente nivel… mientras intentar cubrir al de al lado con la capa del mal, del nazismo, del comunismo y yoquese cuantas etiquetas mas.
Me parece clave esa diferenciacion entre crimen y corrupcion.
JP Quiñonero says
Jordi,
Jo… palabras mayores, oye,
Q.-