Hace seis meses escribía: Martine Aubry al frente de un PS dividido en familias que se odian. Insistiendo en la hipoteca que pesaba sobre el socialismo francés: Martine y Ségolène, la monja y la telepredicadora… los cabildeos de la monja alferez y la telepredicadora sexy y sin escrúpulos han sido devastadores.
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EL TERREMOTO Y LOS ELEFANTES
Mientras Nicolas Sarkozy prepara un cambio de gobierno, con lanzamiento de nuevas reformas, la oposición socialista afronta una grave crisis de identidad precipitada por la catástrofe de las elecciones europeas, su peor resultado histórico, víctima de la balcanización ideológica y los más feroces enfrentamientos generacionales y personales.
“El PS, forzado a revisiones desgarradoras”, titulaba Le Monde ayer tarde, en primera página. “Terremoto y escenario catastrófico”, añadía el semanario L’Express.
Mientras Martine Aubry, primera secretaria del PS, convocaba su Consejo nacional, con el fin de proponer la “refundación” del partido, hundido en una crisis sin precedentes, politólogos, “elefantes” y “jóvenes lobos” socialistas coincidían en hacer un análisis implacable.
EL BORRÓN Y LOS JÓVENES LOBOS
Pascal Perrineau, especialista del Centro de estudios de la vida política francesa (Cevipof), analiza de este modo la catástrofe electoral del PS: “No se trata solo de un hundimiento electoral, con un 16 % de votos, un desastre. En verdad, el PS no ha salido de la crisis que lo gangrena desde hace muchos años. Tiene un problema de falta de liderazgo, de falta de programa, de ausencia de estrategia. El PS no está hoy preparado para afrontar las próximas elecciones regionales y presidenciales”.
Martine Aubry no había dicho otra cosa, la noche del domingo: “Los franceses nos han visto tal como estamos: divididos, enroscados en nuestros problemas internos”.
Asumida su “parte personal”, como líder, en el desastre electoral de su partido Martine Aubry tiene que afrontar algo peor que una crisis: sus rivales directos esperan “crucificarla” al frente del PS, todavía, unos meses; los “elefantes” (socialistas históricos) la utilizan como “escudo”, para mejor apuñalarla por la espalda; los “jóvenes lobos” lanzan llamamientos apenas velados al “borrón y cuenta nueva”.
SEXO(S) Y RENOVACIÓN
François Rebsamen, portavoz oficioso de Ségolène Royal (la candidata permanente al liderazgo socialista), declaraba ayer: “El PS se ha equivocado de campaña. Hemos criticado a Sarkozy, sin proponer nada europeo, creíble”.
François Hollande, ex primer secretario, padre de los hijos de Ségolène y rival de su ex compañera, “elefante” histórico [Ségolène, Valéry, François, folletín lúbrico y socialismo], deja caer con vitriolo asesino: “Debiéramos ser capaces de dar alguna coherencia a la línea del partido”. Ségolène y Hollande: sexo, desavenencias y guerra ideológica sin cuartel.
Vincent Peillon, “joven lobo” con muchas aspiraciones, sentencia: “El PS se encuentra en la última gasolinera, antes de tomar la ruta del desierto”. Otro “joven lobo”, Manuel Valls, agrega: “El PS está en peligro si no consigue regenerarse, si no cambia de lenguaje, si no cambia de dirigentes y de métodos de trabajo”.
SIN IDEAS, A NAVAJAZOS
El Consejo nacional del PS concluyó ayer sin poder llegar a la más mínima “síntesis”. Las distintas familias socialistas hacen llamamientos a la “unidad”, sin conseguir enmascarar proyectos políticos antagónicos.
La “refundación” prometida varias veces por Martine Aubry apenas oculta su aspiración a continuar al frente del partido, con una nueva “mayoría” interna. La “modernización radical” reclamada por Ségolène Royal intenta imponer a la burocracia interna su modelo personal de partido. Emboscados, los amigos de Dominique Strauss-Kahn, presidente en funciones del FMI, esperan en silencio que los rivales se devoren los unos a los otros.
Por su parte, una banda de “jóvenes lobos” (Vincent Peillon, Manuel Valls, Arnaud de Montebourg, entre otros) denuncian las maniobras de los viejos “elefantes”, pidiendo una “renovación” que mucho tiene de revuelta generacional. Ninguna de tales familias o personalidades ha hecho público ningún programa ni proyecto que permita conocer cuales son sus proposiciones concretas sobre el puesto de Francia en Europa.
- Europa confirma el eclipse socialista y la ascensión conservadora.
- Francia y Europa(s) en este Infierno.
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