FrontPage, 1974.
He vuelto a ver Front Page. “¡Es una película subversiva…!”, grita C*, que no conocía esa obra maestra.
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“Huido, el asesino del poli debe morir” [ .. ] “La soga para el asesino”, titula y vomita el Chicago Examiner, para tratar la noticia de la huida de un sospechoso culpable de protestar contra el asesinato de Sacco y Vanzetti…
… casi todo está dicho; pero la prensa carpetovetónica sigue sin aprender esa lección de principios, honradez, rigor y deontología profesional.
Sin duda, la crisis de la prensa tiene incontables raíces de todo tipo, incluso empresariales, de fondo. No entraré en esos problemas, que escapan a mi ignorancia. Hay otros problemas que si conozco, y son indisociables del único oficio remunerado que he ejercido en mi vida: el trabajo del reportero, el curro del periodista de calle, la faena del enviado especial, el oficio de periodista de base o corresponsal en el extranjero, en definitiva.
Mi ya larga experiencia, hélas, me recuerda que mi profesión también ha sido víctima de un proceso de desertización moral que Billy Wilder describe con mano maestra: corrupción, venalidad, cinismo, demagogia, ausencia de escrúpulos, terrorismo, insondable miseria… que tales vicios hayan triunfado de manera espectacular -incluso convirtiéndose en paradigmas del éxito para las generaciones más jóvenes-, que tan pavorosa deriva no haya suscitado ninguna o muy tímidas reservas de las asociaciones de periodistas, bien dice lo que dice y Front Page describe con una precisión implacable.
Front Page es una oda melancólica que algo tiene de elegía ácida hacia un periodismo difunto. Es su rostro más luminoso y bello. En otro plano, elíptico, la película de Billy Wilder tiene un serio “defecto”: los personajes que interpretan Jack Lemmon y Walter Matthau están tratados con una ferocidad tan irónica que terminan por encantar al espectador, que sonríe con excesiva piedad ante unas ratas o cocodrilos que, en verdad, son personajes pasablemente inmundos.
En Caína, esa historia tiene muchos otros tentáculos, políticos, culturales, policiales…
El mismísimo Bergman la consideraba una de las 10 mejores películas de la historia del cine. Para mí, la mejor. Escalofriante y de una comicidad terrible. Pero tienes razón, ¿cómo no amar a Matthau? Siempre me cae la baba ante este actor.
Felicidades por el éxito del blog. Merecidísimo.
Lola,
No sabía lo de Bergman. Comparto tu juicio, claro. Y te agradezco la cosa, un montonazo, si,
Q.-
Completamente de acuerdo. Aunque también me parece extraordinaria la primera versión, de Howard Hawks, con la inmensa Rosalind Russell y el no menos fabuloso Cary Grant, His Girl Friday, 1940, traducida en nuestros pagos con el absurdo título Luna nueva. No sé con cual me quedaría, la verdad. Por suerte, tenemos las dos.
Mercè,
Llevas razón. Dicho esto, con todos los respetos para HH y la pareja RR/CG, me quedo con BWilder,
Q.-
El riesgo que corre la boda de Jack Lemmnn por una buena exclusiva no tiene precio.
Cada vez que la veo paso un rato formidable y nunca me fijo en que los protagonistas sean periodistas. «En bandeja de plata» es una sátira contra los abogados que revolotean alrededor de los accidentados, «El apartamento» otra sobre los problemas que trae la ambición en el trabajo.
El asunto es universal; Reírse de uno mismo y disfrutar con Wilder. Como suele decirse con frecuencia en este blog, nadie es perfecto. (Gran libro.)
Saludos,
Miguel,
Llevas razón… Front Page no es solo una película sobre periodismo. Lo genial quizá sea -precisamente- que siendo una película tan feroz sobre el periodismo también es muchísimas otras cosas, claro,
Q.-
Q.-
Si me permites, yo prefiero a Hawks, Russell y Grant, aunque reconozco que la estrategia de masculinizar el personaje de Russell fue un acierto por parte de Wilder.
Del director vienés hay alguna otra película que me gusta más, como «Uno, dos, tres», sobre un Berlín ya dividido pero todavía sin muro… ¡y que extraordinaria interpretación de James Cagney!
Saludos,
C.-
Cristóbal,
Todos los gustos se complementan los unos a los otros. Yo siento una debilidad mayor por BW, que me parece un genio absoluto,
Q.-