El atentado fallido de Detroit y el secuestro de cooperantes españoles en el Sahara nos están anunciando los nuevos rostros de Al Qaida, siempre inquietantes, a juicio de Jean-François Daguzan, uno de los mejores especialistas europeos en terrorismo internacional, director de estudios en la Fondation pour la Recherche Stratégique.

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EE.UU. COOPERA MAL, EL MAGREB BIEN

–¿Cual es la realidad de la amenaza y el “fantasma” de Al Qaida?

-Por principio, toda organización clandestina, criminal, terrorista, tiene algo de “fantasmal”, “misterioso”. La nueva realidad tiene varios rostros, todos amenazantes. Hay un núcleo duro de Al Qaida, entre Pakistán y Afganistan, capaz de orquestar mensajes internacionales y alimentar la leyenda subversiva, muy viva. Hay otros núcleos de la misma galaxia terrorista, como Al Qaida del Magreb Islámico, que tiene su dinámica propia. Están apareciendo nuevas organizaciones y actores más o menos solitarios, en un arco de crisis que cubre varios continentes.

–¿Funciona bien la cooperación trasatlántica ante ese abanico de galaxias terroristas?

-Funciona bien de Europa hacia los EE.UU. Pero funciona mal en la dirección contraria. Washington tiene colosales problemas y reservas para compartir su información con los aliados europeos. Además, los distintos sistemas de inteligencia norteamericanos son gigantes y también tienen problemas entre ellos.

–¿Y la cooperación entre Europa y el Magreb, en el terreno antiterrorista?

-Curiosamente, funciona bastante bien. Hay otras cosas que funcionan mal entre el Norte y el Sur mediterráneo. Pero Argelia, Marruecos, Túnez, cooperan bien con Europa y con los EE.UU. en el terreno policial: ellos también temen la gangrena terrorista.

NUEVA MATRIZ TERRORISTA, NEGRA, EN NIGERIA

-Al Qaida también ha reivindicado de cooperantes españoles. ¿Se trata de terrorismo o de criminalidad “convencional”?

-Se trata de una cuestión esencial, que nos habla de las metamorfosis que está sufriendo Al Qaida, incluso de la nueva geografía de la amenaza terrorista. La identidad de quienes han secuestrado a los cooperantes españoles deja bien a las claras los nuevos rostros del nuevo terrorismo y de la nueva Al Qaida. De entrada, hay una identidad terrorista tradicional. Pero, al mismo tiempo, las nuevas organizaciones que se reivindican de la leyenda de Al Qaida también tienen otras reivindicaciones, territoriales, étnicas, culturales. Y, en tercer lugar, para financiar el terror y las reivindicaciones, los secuestros u otras formas de criminalidad tradicional son muy “útiles”. Más allá de Al Qaida del Magreb Islámico ahora estamos asistiendo a la emergencia de nuevas organizaciones. El Yemen, Somalía, el sur del Sahara, la zona Sahel, son los nuevos “vientres podridos” del nuevo terrorismo. Sin olvidar Nigeria, un país de 100 millones de habitantes con colosales problemas secesionistas, étnicos, culturales, que son una gangrena ideal para que florezca el nuevo terrorismo, quizá menos árabe / musulmán, más negro sur sahariano.

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