Tras unas indispensables Puntualizaciones, Blanca Andreu me deslumbra con su evocación de otras situaciones y personajes.
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Escribe Blanca:
“Los dioses halagan a quienes quieren perder”
De modo que, aunque os agradezco mucho vuestros elogios, que de veras no merezco, procuraré que no se me suban a la cabeza.
En cuanto a escribir sobre Benet: Lo he hecho por aquí y por allá, con ocasión o sin ella, y me figuro que lo continuaré haciendo.
Juan Pedro: decías que te gustaría saber más de esa cena en Budapest. Lo cierto es que sólo recuerdo el arranque de la filípica que lanzó Juan, lleno de indignación, sobre aquella mesa rebosante de repugnantes alimentos chinos, huevos milenarios incluídos (negros como si estuvieran lacados) que se fueron tal como llegaron.
Además de Solana -que, francamente, es un maleducado de miedo, como he visto pocos-estaba su mujer, Concha, Máximo Cajal y Beatriz de Laiglesia.
Veníamos de Praga, donde habíamos visto a las claras lo que había por allí: una represión carcelaria y unas condiciones de vida más que penosas.
También habíamos pasado hambre. Y por cierto, cuando aparecían las pobres soperas de los restaurantes de Praga, Solana se servía todas las patatas y nos dejaba sólo lo que llamábamos “la suela moldava” (incomible). Si se le afeaba este proceder, se hacía el sueco.
De pronto, aquella noche, en Pest, Juan se puso de pie -cosa que no hacía nunca para hablar en la mesa- y empezó a arremeter con toda su alma contra Marx. El arranque fue algo así como: “CUALQUIER HOMBRE QUE SE SUBE A UN PULPITO Y SOSTIENE QUE TIENE LA SOLUCION PARA LA HUMANIDAD ES UN MISERABLE”…
Pensándolo bien, tal vez no le falte razón: todos los que han logrado grandes cosas para la humanidad lo han hecho a pie, y con el ejemplo.
Aunque quizá, por otro lado, sea una frase fácilmente refutable, que sólo le sirvió para encender motores. Cuando terminó su arenga, Solana le llevó la contraria con argumentos que Juan demolió uno a uno sin ninguna dificultad, ya que era un polemista extremadamente diestro. En esos tiempos Solana -me figuro que, como no es tonto, habrá procurado formarse- era un hombre muy ignorante, muy poco leído.
Durante ese viaje, Juan le tuvo que explicar la historia de Europa, que Solana desconocía casi por completo. Ni siquiera había oído hablar del “cuadrilátero de Bohemia”. Como es tan astuto, la última vez que vio a Juan -cuando ya estaba enfermo- se llevó un cuaderno y -sin compasión por su estado terminal- lo asaeteó a preguntas sobre el destino de Europa. Todo lo anotó. A veces me imagino que habrá rentabilizado enormemente esas notas. Tal vez sin ellas no habría llegado a donde está, pues pueden haberle servido quizá para aparentar una profundidad de conocimientos de la que -al menos en aquel momento- carecía por completo.
Al revés que Felipe, que nunca lo “chuleó”intelectualmente, Solana, jamás lo ha citado, por cierto.
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JP Quiñonero says
Q.-,
tienes razón, Blanca es sabia. Pero además tiene una virtud mejor que la sabiduría: la bondad. Suponer que Solana ya no es un ignorante es de una gran magnanimidad. Y puestos a decirlo todo, la timidez es una virtud más, incluso si es “excesiva”, como tú dices.
Blanca,
mi profundo respeto y admiración.
Carmen
JP Quiñonero says
Carmen,
Horrorrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrr… he copiado tu comentario… y ahora aparece «firmado» por mí… te pido perdón: no sé como arreglar estas cosas… me pareció indispensable dar a su comentario mayor visibilidad… de ahí este pequeño jaleo.
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En el terreno de fondo. Si… creo que la palabra de Blanca tiene una hondura molt important, como dicen los catalanes. Sus recuerdos tienen una luz bella y cristalina,
Q.-
Jordi says
Uffff… Estas dos frases solitas dan para una tarde/noche de tertulia… aderezada por un Barbera d’Alba y unos pedazos de Pecorino, claro. Personalmente, cambiaria la dureza de «miserable» por la ternura de «iluso». Nobody’s perfect.
Enrique says
Todos deslumbrados con Blanca, pero no necesariamente tenemos que adorar a Juan. Ya dije al principio del post que lo mejor de Juan era Blanca, y no me hacíais caso. Repasad, hermanos…Solana es un bobo de la categoría de los engreídos. Antes nos mandaban aquellos. Ahora, éstos, que son zopencos, de la categoría de los engreídos. Sinde a su lado…no es que no sepa qué es el cuadrilátero de Bohemia, es que pensará que estáis hablando de un frutero.
JP Quiñonero says
Jordi, Enrique…
Jordi,
Yo dejaría lo de miserables… los salvapatrias y redentores de la humanidad tienen una vocación policial con una frecuencia trágica: y no les ha temblado la mano para pegar cuatro tiros a quienes no siempre están OK con ellos.
Enrique,
Anda, anda… Blanca es Blanca y su circunstancia.
Q.-
claudio says
¡Lástima de la comida china! Esos huevos acostumbran a estar de chupa dómine.
Enrique says
Además, Blanca me pone (intelñectualmente hablando y lo demás)
JP Quiñonero says
Claudio, Enrique…
Claudio,
Según se mire. Comí un invento de ese tipo, prefabricado por un maestrísimo de la cosa molecular, y salí horrorizado, oye, Adrià, huevos en gelatina y decadencia.
Enrique,
Madre del señor. Vigílate, que nos pones…
Q.-