Aparentemente, Bélgica existe todavía. ¿Hasta cuando…?
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Los mejores especialistas francófonos tienen ciertas dudas: “¿Tiene sentido seguir defendiendo un país donde no existen hombres, mujeres o sistemas capaces de construir un compromiso mínimo, indispensable para la continuidad de Bélgica” (Le Soir). “Bye, bye, Bélgica” (La Dernière Heure). “Un pedacito de Bélgica pone al país al borde de la implosión” (Le Monde).
“Bélgica murió el 22 de abril del 2010…” “La Belgique est morte le 22 avril 2010”, insiste Le Monde, con cierta ironía, resumiendo los editoriales de la prensa belga de ayer y hoy.
Los estudiantes flamencos suelen resumir un punto de vista muy generalizado entre otros especialistas: “Belië barst…!”, “¡Que se j… Bélgica…!”.
¿De donde vienen odios tan acendrados, desde la fundación / independencia de Bélgica (1830)? Del enfrentamiento e incomprensión lingüística y cultural entre valones y flamencos, que, hoy como ayer, cristaliza en la circunscripción electoral Bruselas-Halle-Vilvoorde.
Las diferencias lingüísticas / culturales en ese microcosmos amenazan regularmente la estabilidad del Estado, poniéndolo al borde de la implosión, desde hace años.
La implosión o evaporación de Bélgica no afectaría significativamente a la seguridad europea, ni la restauración (¿?) de su Estado cambiará nada al estado de postración económica continental. Sin embargo, el microcosmos belga si es un revelador pavoroso de otras crisis superpuestas en Europa.
Bélgica no tiene el monopolio de los odios y arraigados conflictos nacionalistas y culturales. Véase los Balcanes, Irlanda, Escocia, o España. El caso belga tiene matices quizá peculiares: las llamaradas nacionalistas (flamencas) pueden tener flecos racistas y xenófobos, complicados con la inmigración y los conflictos generalizados entre musulmanes y no musulmanes.
De ahí que el modelo belga sea altamente revelador. No está nada claro qué puede hacer la UE para evitar la implosión de un Estado miembro. Creo, por el contrario, que está luminosamente claro cómo los conflictos político / culturales belgas nos enseñan o debieran enseñarnos hasta que abismos conduce ese tipo de gangrena.
- Bélgica: un modelo de descomposición del Estado en la UE.
- Europa(s) y UE en este Infierno.
Mi impresión de visitante más o menos frecuente de Bélgica es que el país vive de espaldas en buena parte.
Los flamencos van a su aire y han construído un país razonablemente moderno (caso de Amberes) tomando el modelo holandés.
Los valones se quejan de todo, no hacen nada, y no quieren ni oir hablar de del tema. En buena parte viven de lo que produce el norte.
La fractura ya es de hecho, la cuestión es si es necesario o inlcuso posible (ya que se trata del corazón de la UE) partir políticamente el país. Me decanto por el modelo español: unidad aparente, pero separación real.
Emilio,
Mi impresión de lejano visitante recurrente (Bruselas, sobre todo) es bastante similar. Tu descripción me parece exacta: no hubiera llegado yo a tanto. Veremos,
Q.-
Tengo la impresión de que conocer Bélgica por Bruselas o como conocer los EEUU por Nueva York. No se entendería mucho de lo que pasa en Texas o en Illinois, es decir, en la mayor parte del país.
Conozco más Flandes, y los veo más de cara a Holanda. Amberes va a su bola, y se han modernizado mucho.
Valonia la conozco menos, sobre todo ambientes universitarios. No quieren ni oir hablar del tema, quieren seguir igual, pero eso significa que el norte en buena parte les pague su «francofonía».
Son impresiones.
Emilio,
Llevas razón en lo de Bélgica / Bruselas. Todo lo demás suela francamente sensato,si,
Q.-