Gaztelugatxe, iglesia de San Juan. 27 diciembre 2008. Foto JPQ. “En San Juan de Gaztelugatxe se celebran varias fiestas. Lo curioso es que a cada una de ellas acude gente de un pueblo diferente…”

Modificar por decreto los topónimos de un territorio me parece un riesgo endemoniado.

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Cada pueblo establece a través de su lengua una relación íntima con algo que la religión griega llamó los “genios del lugar”: las fuentes, los cementerios, los templos, los ríos, las montañas… eran lugares en bastante medida sagrados… en su tierra, a través de los topónimos y la lengua, los hombres se comunicaban con lo divino y con sus muertos, con su historia, con sus fantasmas.

En el caso del País vasco, todas las fuentes documentales conocidas, desde los siglos X, XI, XII y XIII, confirman que en la toponimia local cohabitaron siempre la lengua vasca y el latín, primero, la lengua romance, más tarde. Esa cohabitación ha sido minuciosamente reseñada, documentada y analizada por todos los grandes maestros de la filología vasca y española.

Que los vascos, a través de sus representantes, elegidos democráticamente, modifiquen la cartografía o la toponimia local, me parece una decisión de libre albedrío.

Que la toponimia vasca esté sujeta al chalaneo tabernario entre un politicastro curtido en la mentira y la chapuza (Zaparero) y un partido nacionalista, en la oposición, me inspira profundo horror.

Grosso modo, hay repertoriados unos 100.000 topónimos vascos. La gran mayoría de ellos tienen más de mil años de historia. El euskera es una lengua preindoeuropea, la más antigua de nuestra civilización. Se trata de un patrimonio común que no puede abandonarse al comercio crapuloso de miserias políticas.

• El País vasco y sus topónimos, I, II y III.
• Las variedades lingüísticas en el País vasco: romance y vasco en la Edad media.
• Los puertos vascos en el Golfo de Vizcaia. Reutilización de sus nombres en las pesquerías del Atlántico Norte, s. XVI y XVII.

• Euskadi en este Infierno.

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Bermeo,27diciembre2008. Fotos JPQ.