Quizá sea patético o significativo -por su insignificancia- el silencio corporativo de la plumifería y la más fina intelectualidad.
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Descubro por azar una antología de poetas españoles y americanos (“españoles de América”, diría JR) que bien habla, a su manera, del origen último de la crisis y el movimiento del 15-M.
Alguien escribe una suerte de manifiesto (¿?), sin firma, Defensa de la poesía, con el que se presenta Poesía ante la incertidumbre (Colección Visor de Poesía):
“La incertidumbre parece abarcarlo todo: la política, la moral, la economía, las nuevas formas de comunicación que, paradójicamente, han provocado una mayor incomunicación…”
Jorge Galán, Raquel Lanseros, Ana Wajszczuk, Daniel Rodriguez Moya, Francisco Ruiz Udiel, Fernando Valverde, Andrea Cote, Alí Calderón, tienen todos y cada uno de ellos, una voz propia. El anónimo antólogo subraya la incertidumbre común ante un mundo que se va o se ha hundido y el mundo nuevo que ellos llevan en sus corazones.
De ahí que, tras la incertidumbre generacional de los hombres que tienen de 20 a 30 años, sus creaciones sean como semillas de ese mundo por venir del que también hablan las muy distintas semillas de las revueltas / revoluciones árabes y el 15-M, Victoria del 15-M.
Hay muchos otros poetas, españoles y americanos, claro está. Entre los antologados en este precioso volumen me detengo en un poema de Fernando Valverde (Granada, 1980). Su pelícano es un hijo palmario del albatros de Baudelaire.
Me tomo la libertad de reproducir un fragmento, olvidando voluntariamente la dedicatoria, para dejar al lector/a la libertad de leerlo a su manera, quizá como una parábola:
LA CAÍDA
¿Recuerdas cómo mueren los pelícanos?
Bajo el sol de la tarde
que golpea la costa del Pacífico
el agua los engulle como al plomo.Nada puede salvarlos.
Hay tanta dignidad en el vacío,
tanto amor en sus vuelos,
que en el último instante escogen el silencio.
Sólo queda
el golpe de sus cuerpos contra el agua
como un rumor de viento imperceptible.[ .. ]
Abre los ojos,
es tan ciega la muerte que el temor te confunde.
Abre los ojos,
búscame ahora en medio de este océano,
voy a agarrarme fuerte con mis brazos,
siente cómo te aprieto,
busquemos otra orilla,
el mar no ha dibujado nuestros nombres,
es hoy, no somos el pasado,
es salado el sudor,
es la espuma del mar entre las rocas
este miedo en tus labios.Nos espera la vida.
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Estimado amigo, aclarar que los autores del manifiesto son los autores del libro. Es un texto consensuado por los ocho poetas. Un saludo y gracias.
Poesía…
Pues muy bien, oye. Suerte..
Q.-
Ya que sacas a colación la poesía, Quiñonero, recuerdo algunas líneas de una conferencia de Juan Ramón, que se me han estado viniendo a la cabeza estos días:
“Al pensar en la poesía como paz corriente humana, no estoy pensando en esa literatura, torpe y feamente llamada “poesía social”, que tiene no sé qué oficiosa actividad docente…”
“El padre del pintor sevillano Javier de Winthuyssen, cuando tenía que pintar la fachada de su casa, que en Andalucía es costumbre pintarlas para la primavera, mandaba al pintor a casa del vecino de enfrente a preguntarle de qué color quería que la pintara. Decía el viejecito encantador: “Él es quien ha de verla y disfrutarla, es natural que yo la pinte a su gusto.” Un hombre tan profundamente “simpático”, de un sentimiento tan poético, tan pacífico, es difícil que declarase ni fuese nunca a guerra alguna, a ninguna revolución.”
“Un altavoz, ¿qué es, señoras y señores, sino un artefacto de guerra física y moral, un mortero, una catapulta, un obús, una gran Berta casera contra la intelijencia y el sentimiento?”
Juan Ramón Jiménez: “Política poética”, 1936
Antonio,
Leer a JR está muy bien, claro. He escrito sobre él muchíiiisimo, incluido en este Infierno. Leer a los poetas algo más jóvenes tampoco está mal. Los poetas de esta antología están muy bien. Y el poema que cito están francamente muy bien, también. Para colmo, tienen una virtud esencial: hablan de un mundo nuevo que llevan en sus corazones. He hablado y escrito de eso hablando de JR,precisamente,
Q.-
Quiñonero: yo creí que lo de joven o no joven era irrelevante para los poetas; si se es poeta, se es joven (en su sentido verdadero); si no se es, se está machacando el idioma.
Como convivo con ellos a diario, desde hace bastantes años, y de varios países, creo que puedo afirmar que entre los de 20 tirando a treinta no hay mundo nuevo alguno, ni afán de tal (más bien una escatológica manía por resucitar cadáveres putrefactos).
Entre los que aún no están en los veinte o acaban de llegar… quizá haya algo. Veremos. Pero estos a quienes me refiero no están, claro, arcaizando en plazoleta alguna.
Juan Ramón ahí dice cosas muy de fondo, justo antes de…
Un saludo