Angela Merkel y Nicolas Sarkozy están condenados a fingir una complicidad parcial, que no engaña a nadie.
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LeMonde, 13 agosto 2011.
-¿Quién es esta..? Pregunta Carla Bruni embarazada a su esposo, fingiendo desconocer a la canciller de Alemania.
-Lo hago por Europa… Responde el presidente de Francia, compartiendo el lecho con una Merkel en el limbo.
Esa Madame Sarkozy ignorante e indiferente de la disciplina prusiana refleja bien el estado de la opinión pública francesa: el 80 por ciento de los franceses se dicen «inquietos» por el estado de una deuda nacional, con la que Francia lleva chutándose desde hace cuarenta años; pero, en francés, la expresión «rigor presupuestario» tiene un aroma políticamente infumable para los populistas de izquierda y derecha, electoralmente temibles.
Esa Angela Merkel dispuesta a cohabitar en el mismo «lecho» europeo que el presidente de Francia es una parodia de la realidad política de la canciller: el 85 por ciento de los alemanes contemplan con mucha inquietud las concesiones del gobierno federal a los procesos de salvación del euro.
Sin duda, Merkel y Sarkozy han conseguido que el Banco Central Europeo (BCE) compre 20.000 millones de euros de deuda española e italiana. La canciller y el presidente tampoco pueden hacer milagros, pero deben fingir que está en sus manos la salvación del euro, recurriendo a la artillería verbal más solemne, reiterando el compromiso común con la moneda europea.
¿Eurobonos? «No son la solución» ha comentado un portavoz de Sarkozy.
¿Nuevos recursos de intervención comunes, ante riesgos mayores? Los contribuyentes alemanes no están para ese tipo de sustos.
¿Política fiscal común? Llevaría años negociarla, si podía negociarse.
¿Gobernanza económica común? ¿Alguien es capaz de imponerse la disciplina alemana?
¿Qué hacer..? Poner velas a los santos de la más distinta devoción…
… e intentar acelerar, en Francia, Italia y España unas reformas y recortes que sean definitivamente creíbles para unos mercados que tampoco se fían de la extraña pareja Merkel – Sarkozy.
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