París, un invierno muy crudo [ .. ] Cuando cae la tarde…
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En ocasiones -cuando desaparecen las nubes y la claridad del ocaso ilumina el lejano fulgor de la luna llena, saliente, tras la penumbra cenicienta de la ciudad, los campos nevados o los jardines públicos-, el azul celeste del cielo luce en todo su glorioso esplendor, anunciando, quizá, Una locura de primavera.
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Parque Monceau, 5 febrero 2012. Foto JPQ.
- Cuento de invierno, en Cataluña.
- Un atardecer de invierno.
- El Elíseo, en invierno.
- La Goutte d’Or, una noche de invierno.
- Fotografía, París e Instantáneas en este Infierno.
David López Sandoval
DE CONTEMPTU MUNDI
El cielo gris ceniza de esta tarde,
el punto medio exacto entre la nada
y yo, ese no sé qué que es tan neutral
como la misma Suiza, y el “spleen”,
por cierto, de París y del trabajo
que siempre traigo a casa con el vano
propósito de hallar un aliciente.
¿Y tú eras el traidor? ¿Tú eras el cruel
y el canalla? Qué pérdida de tiempo
adjetivarte, mundo, cuando no eres
más que lo que eres, huera medianía,
ni frío ni calor, la consunción
hasta la muerte a golpe de fastidio
y corrección política, el bostezo
que con el lento paso de los años
está adquiriendo un toque un poco zen.
Ojalá fueras algo horripilante,
ojalá que mirarte me arrancara
las uñas de un tirón y que pudiera
maldecirte ante el cuerpo aún caliente
de Melibea. Al menos sentiría
que hay vida más allá y que en el fondo,
en las entrañas de la tierra, bajo
la sombra de la sombra de la sombra,
todavía se oculta ese animal
que me habitara, el rayo y la tormenta,
la tragedia dispuesta a devorarme.
Vicente,
Uauuuuuuuuuuuuuuuuuuuu… un respeto, oye; palabras mayores…
Q.-