Halle Freyssinet, 22 octubre 2011. Foto JPQ.
Valérie Trierweiler, posible primera dama de Francia.
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ICONO GLAMOUR, ICONO POLÍTICO
En el campo de batalla de las imágenes audiovisuales, Carla Bruni y Valérie Trierweiler están enfrentadas con la misma brutalidad que el esposo, Nicolas Sarkozy, y el compañero sentimental, François Hollande, se disputan el mismo palacio presidencial, el Elíseo, que lleva siglos siendo el escenario de campañas políticas ganadas y perdidas en lechos de plumas.
Cantante, modelo, mujer de mundo, madre de una hija de Sarkozy y de un hijo de un anterior compañero sentimental, Carla Bruni solo hace silenciosa campaña de imagen: interpreta el papel del icono glamour del sarkozysmo.
La presidenta consorte ya era una personalidad internacional, mucho antes de conocer a Sarkozy. Su romance modificó significativamente el arte de hacer política en Francia, introduciendo imágenes que tuvieron un alcance excepcional en la carrera del jefe del Estado.
LOS BESOS Y EL MATADERO
La experiencia fue muy negativa. Y el presidente y su esposa rectificaron el tiro con el nacimiento de la pequeña Giullia. Cuando Sarkozy entró en campaña, para intentar ser reelegido en las presidenciales del 22 de abril y el 6 de mayo próximo, privarse del apoyo público de su esposa hubiese sido sospechoso; embarcarla a bombo, platillo y guitarra, hubiera sido peligroso. Carla Bruni participa a diario en la campaña de su esposo, ocupando el puesto más delicado, difícil y prometedor: el de esposa y madre, espetando cariñosos besos a un candidato bien necesitado de cariño.
Así, la última Carla Bruni “interpreta” el “papel” de la madurez artística definitiva. Lleva con una elegancia suprema los kilos postembarazo, luce con arte magistral los trapos propios de una señora moderna, con el maquillaje justo, sin joyas, con una sobriedad que permite valorar la belleza que sigue al hombre de su vida por el calvario de una campaña política que puede conducir al Elíseo, de nuevo, o al matadero político más cruel.
DOS PAREJAS, SIETE HIJOS, AMBICIONES Y ALCOBAS
Valérie Trierweiler tiene algunas cosas en común con Carla Bruni. Pero su carrera personal no había llegado más allá del servicio político de un semanario “rosa” (Paris Match), tras una pedregosa y oscura carrera en los suburbios parisinos del periodismo político, donde solo comenzó destacando por una cierta belleza de madre moderna más o menos independiente.
Hace años, Dominique Strauss-Kahn -envuelto en una nube de escándalos prostibularios- le dijo Valérie Trierweiler, en presencia de varios colegas: “Eres la periodista política más guapa de París”. Sin inmutarse, ella le contestó: “Creía que ese título le correspondía a su esposa, Anne Sinclair”. Millonaria, Sinclair pasaba por aquellos años por ser una periodista guapa. Trierweiler estaba a punto de casarse con el padre de sus tres hijos, Denis Trierweiler, secretario de redacción en París-Match.
Los Trierweiler llegaron a ser amigos de la pareja que formaban Hollande y Ségolène Royal, con cuatro hijos. Las dos parejas y los siete hijos incluso pasaron algunas vacaciones juntos. Hasta que Valérie Massoneau -el apellido de Valérie Trierweiler, de soltera- se metió en la cama de Hollande, precipitando la separación durante la campaña presidencial del 2007, cuando la rival de Sarkozy era Ségolène, la madre abandonada por el actual candidato socialista a la presidencia de la República.
SARKOZY: DE CECILIA A CARLA
HOLLANDE: DE SÉGOLÈNE A VALÉRIE
… EL ICONO Y LA COMISARIA
Cinco años más tarde, los dos grandes rivales a la jefatura del Estado han cambiado mucho. Sarkozy se separó de Cecilia y encontró el amor con Carla Bruni. Hollande se separó de Ségolène, y ha encontrado en Valérie Trierweiler una “sargenta” que tiene despacho propio en el cuartel de campaña de su compañero sentimental.
Carla Bruni apoya a su esposo con su mera presencia simbólica y estelar. Nicolas y Carla se besan amorosamente con cualquier pretexto en la “trastienda” de los grandes mitines donde Sarkozy hace la campaña de un húsar a caballo, sable y lanza en ristre.
Valérie Trierweiler tiene en la campaña de Hollande un papel muy distinto, entre “comisaria política”, consejera en comunicación y “mujer sencilla” con mano de hierro. Se aprecia la importancia política de la señora constatando la nube de cortesanos que la rodean, a cada instante. Ella publica twits fulminantes contra el personal radiofónico que osa entrometerse en la carrera de Hollande. Ella fulmina con una mirada, un gesto, una palabra, los movimientos de las marionetas que se mueven a su alrededor, creyendo ver en ella a una posible futura primera dama de Francia. [ABC, 31 marzo 2011. JPQ, Carla y Valérie, guerra de damas].
- Francia en este Infierno.
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