Campo de Rivesaltes, 25 julio 2007. Foto JPQ.
Los incendios veraniegos iluminan algunos de los rostros más atroces de la formación de los paisajes españoles.
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En su poema canónico, Por tierras de España, Antonio Machado nos recuerda:
El hombre de estos campos que incendia los pinares
y su despojo aguarda como botín de guerra…
Ancestral realidad cainita, apenas matizada con el sonambulismo irresponsable, que la prensa de la mañana describe de este modo:
La Guardia Civil ha detenido a un hombre de 57 años como presunto autor del incendio que se originó en Andilla. Según las primeras informaciones, el detenido estaba quemando rastrojos en su chalé el jueves cuando el fuego se le fue de las manos.
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El desastre ronda ya una superficie aproximada de 50.000 hectáreas [ .. ] La catástrofe se impone en el territorio valenciano que desde el jueves ha visto cómo uno de los pulmones verdes de la provincia de Valencia desaparecía en cuestión de horas. Una veintena de municipios están afectados.
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El día de ayer concitó los peores ingredientes para los que conocen cómo se las gasta el fuego: vientos de poniente de entre 40 y 60 km/h, unas temperaturas, que rondaron los 35 grados, y una baja humedad. A esto hay que sumar una primavera especialmente seca. En resumen, un monte transformado en polvorín.
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Se trata de una de las jornadas más negras de las últimas décadas para el medio ambiente. El incendio de Cortes puede convertirse en el peor siniestro en la historia de la Comunitat tras el fuego que en 1979 asoló 40.000 hectáreas en el Valle de Ayora.
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Una negligencia de dos instaladores de placas solares causó el incendio que ha calcinado miles de hectáreas de monte en los términos de Cortes de Pallás, Dos Aguas, Turís, Macastre, Montroi, Yátova y Alborache. Las chispas de la radial que utilizaban prendió el monte seco ante la desesperación de los dos operarios.
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El incendio que arrasó el jueves una hectárea de pinar y matorral en el término de Barx también se debió presuntamente a una negligencia, según las primeras investigaciones de la Guardia Civil. Poco antes de que comenzara a arder el paraje, varios testigos vieron cómo un vecino realizaba unos trabajos de reforma con una radial en su chalé en la urbanización La Drova.
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El pasado 23 de mayo, otra negligencia causó un incendio forestal que arrasó unas 70 hectáreas en el término de Llombai. Una chispa de una motosierra prendió unos matorrales cuando un brigadista trabajaba bajo una línea de alta tensión en el barranco de la Montaña en Llombai, a la altura del kilómetro 42 de la carretera CV-50.
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La magnitud de los incendios avivó -como ya ocurriera en anteriores siniestros- la refriega política.
Las negritas son mías.
Don Antonio nos recordaba la estirpe bíblica de esa tragedia cainita:
Por tierras de España
El hombre de estos campos que incendia los pinares
y su despojo aguarda como botín de guerra,
antaño hubo raído los negros encinares,
talado los robustos robledos de la sierra.
Hoy ve a sus pobres hijos huyendo de sus lares;
la tempestad llevarse los limos de la tierra
por los sagrados ríos hacia los anchos mares;
y en páramos malditos trabaja, sufre y yerra.
Es hijo de una estirpe de rudos caminantes,
pastores que conducen sus hordas de merinos
a Extremadura fértil, rebaños trashumantes
que mancha el polvo y dora el sol de los caminos.
Pequeño, ágil, sufrido, los ojos de hombre astuto,
hundidos, recelosos, movibles; y trazadas
cual arco de ballesta, en el semblante enjuto
de pómulos salientes, las cejas muy pobladas.
Abunda el hombre malo del campo y de la aldea,
capaz de insanos vicios y crímenes bestiales,
que bajo el pardo sayo esconde un alma fea,
esclava de los siete pecados capitales.
Los ojos siempre turbios de envidia o de tristeza,
guarda su presa y llora la que el vecino alcanza;
ni para su infortunio ni goza su riqueza;
le hieren y acongojan fortuna y malandanza.
El numen de estos campos es sanguinario y fiero:
al declinar la tarde, sobre el remoto alcor,
veréis agigantarse la forma de un arquero,
la forma de un inmenso centauro flechador.
Veréis llanuras bélicas y páramos de asceta
¿no fue por estos campos el bíblico jardín?:
son tierras para el águila, un trozo de planeta
por donde cruza errante la sombra de Caín.
Campos de Castilla
- Sobre la desertización geográfica y moral de España, 3.
- España, ante sus calamidades.
- Alvargonzález, en Galicia.
- Los vecinos contemplan el incendio de mi casa.
- El Campo de Rivesaltes, en llamas.
- Anales de Caina y España en este Infierno.
ABC,2julio2012.
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