Los españoles gastan grandes cantidades de tiempo y dinero en cultivar su ignorancia, mal gusto y zafiedad, chutándose con basura audiovisual a toda hora.
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Incluso ha crecido de manera espectacular el negocio que floreció durante la manoseada transición, cuando comenzó a comerciarse agresivamente con miseria política y sexual, ilustrada con la grosería propia de ese tipo de negocios, atizando siempre las más bajas pasiones: consolidando los seculares cimientos de la más castiza economía de la incultura [La Unesco confirma que España es víctima de su economía de la incultura], en cuyos negocios participa una fauna muy diversa:
-Señoras y señoritas que piensan que enseñar el culo, comentar el culo de sus parejas, o masturbarse con los ojos en blanco ante el público que tanto las quiere, es una profesión.
-Jóvenes de muy distinto sexo están convencidos que “comentar” tal exhibicionismo de burdel de carretera es “periodismo”.
-Fotógrafos / as que ganan el dinero que pueden comerciando con las imágenes de esa fauna de taberna audiovisual.
-Empresas que invierten mucho dinero en la producción y explotación de tales comercios, que en otro tiempo eran cosa prostibularia.
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Fotos JPQ, 31 octubre 2012, sobre imágenes canales tv española.
- TV, Periodismo y Comunicación en este Infierno.
Oportuna denuncia.
Laura,
La vida está… muy, muy… pero que muy fatal, oye, qué quieres,
Q.-
Efectivamente J.P., como tú bien dices la vida está pero que muy fatal..y por estos «andurriales» ni te cuento.
Saludos.
Antonio,
Temo adivinar que todo puede ir peor, mañana mismo,
Q.-
Efectivamente, los españoles, muchos, están manoseados (en las tres acepciones que he leído en la RAE, aunque las dos primeras se entiendan en sentido virtual) por ciertos programas televisivos que, además, son lo de más audencia porque ellos lo ven; incluyamos también el fútbol y los informativos del tiempo. Claro que ahora estos españoles hablan mejor porque copian las palabras que usan en la tele y se sienten más cultos e informados…
O.
Olga,
Si… la cosa es así de desesperante: el mal gusto también impone su lenguaje, su retórica, sus…
Qué quieres,
Q.-