Rue Clément, octubre 2009. Foto JPQ.
Cosas del progreso, la ecología, etcétera.
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Si alguien no lo impide, la nueva legislación ecológica de la alcaldía de París, prohibirá la circulación en la capital de varios de los símbolos más universales y emblemáticos de lo “parisino” y los “francés”, desde hace décadas.
En agresiva competencia electoral con los Verdes, el alcalde de París, Bertrand Delanoë (socialista, el primer político francés que confesó públicamente su homosexualidad), ha decidido prohibir la circulación en la capital de los automóviles que tengan más de 18 años de vida, a partir del año próximo.
Medida ecológica “radical”, que pretende reducir el nivel de la polución urbana. Se calcula oficiosamente que la polución atmosférica acelera o causa la muerte, directa o indirectamente, de unas 43.000 personas, en toda Francia. Los parisinos están algo así como seis o siete veces más expuestos a la polución que el francés “medio”.
A partir de tal convencimiento, la alcaldía de París considera imprescindible prohibir por completo la circulación de viejos automóviles. No se conoce con precisión el número de coches viejos que circulan por París. Ni cual es su “culpa” exacta en la degradación del aire urbano. Por el contrario, es una evidencia que la puesta en práctica de tal medida prohibirá la circulación de algunos de los automóviles más emblemáticos de la historia popular de Francia, como el Citröen 2 CV, el Peugeot 205 y el Renault 4L, que tienen un puesto importante en la mitología nacional más cosmopolita.
Más allá de la diatriba política, forzosamente correosa, Arthur Dupuis, sociólogo, comenta: “Coches como el 2 CV o el 4L forman parte esencial de la mitología popular. A través del cine, la fotografía y la publicidad, esos automóviles tienen un puesto propio en la “identidad” cultural de Francia y sus mitos populares. ¿Son tan nocivos para la sanidad pública..?”.
El Citröen 2 CV, el Peugeot 205 y el Renault 4L son “personajes” inmortalizados en incontables fotografías y un largo rosario de películas famosas. Muchas de las grandes películas de la Nouvelle Vague (Godard, Truffaut, Claude Chabrol) se “construyeron” parcialmente en torno a la imaginería popular de esos automóviles. Grandes series y películas de actores famosos, de Louis de Funes a Belmondo, se sirvieron de esos automóviles para acentuar la “complicidad” con el público.
A partir de esa construcción de la mitología popular, gracias al cine y la fotografía, Hollywood también recurrió a los mismos automóviles para dar el “toque” parisino a muchas grandes películas que filmaron un París de opereta californiana, “amueblado” con los grandes arquetipos “canónicos”: el parisino con boina y barra de pan al brazo, desplazándose en bicicleta, 4L o 2 CV.
En nombre de la “modernidad”, la “salud” y la “ecología”, el alcalde de París desea prohibir la circulación de tales monumentos, para “proteger” a los parisinos que unos mitos que, finalmente, quizá esté agonizando como viejos cacharros de otras épocas, a pesar de ser las legendarias siluetas de una ciudad de ensueño, víctima de la polución y otras catástrofes.
Plaza de la Concorde, 5 abril 2008. Foto JPQ.
- París y Fotografía en este Infierno.
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Laura says
Bonita historia, si.
JP Quiñonero says
Laura,
Bueno…
Q.-