Delvaux, Les noeuds roses, 1937.
Se trata de un paréntesis capital en la historia de las culturas de la civilización europea.
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UNA HISTORIA DEL ARTE POR ESCRIBIR
En 1938 se celebró en París la legendaria exposición surrealista que continuaba anunciando el mundo nuevo por venir. En 1947 se oficializa definitivamente la Guerra fría evocada por vez primera por George Orwell, dos años antes. En ese intervalo, al Este, nazis y comunistas persiguen en nombre del Estado la moral y la estética del arte que ellos consideran degenerado. Al Oeste, la “capitalidad” del nuevo arte contemporáneo pasa definitivamente a Nueva York, tras el hundimiento fáustico del Berlín de Dada y la Neue Sachlichkeit, y la ocupación de París por las tropas de la Wehrmacht.
Laurence Bertrand Dorléac y Jacqueline Munck, comisarias de esta gran exposición (L’Art en guerre, France – 1938 – 1947, Musée d’Art Moderne de la Ville de París) han reunido más de 400 obras de un centenar de artistas para intentar reconstruir, por vez primera, los caminos esenciales que se cruzan en el París y la Francia ocupada, por esas fechas, desenterrando páginas poco o nada conocidas de una nueva historia del arte, por escribir.
CAMPOS DE CONCENTRACIÓN
Entre muchos otros, están bien presentes, a través de obras realizadas entre 1940 y 1945, grandísimos maestros, como Picasso, Matisse, Ernst, Breton, Bellmer, Bonnard, Braque, Brauner, Dubuffet, Duchamp, Julio González, Kandisky, Klee, Man Ray, Vieira da Silva, entre muchos otros.
La relación íntima de cada artista con la guerra, la ocupación y las tormentas de acero y cadáveres que se precipitaron sobre Europa ya sería motivo de mucho estudio detallado. Esta exposición se propone cosas muy distintas…
Recordar el paso por los campos de concentración, franceses, de grandes maestros, como Max Ernst. Una de las joyas de la exposición es un retrato de Ernst realizado por Hans Bellmer en el campo de Milles. Se trata de una “remake” del retrato imaginario del Marqués de Sade realizado en 1938 por Man Ray, que había visto en el Sade de la Bastilla una fuerza infernal, no sé si luciferina o salvífica, con la Bastilla ardiendo. Bellmer recuerda esa obra legendaria para retratar a Ernst caído en el infierno de otro campo de concentración no menos infernal.
AMBIGÜEDADES DE PICASSO
Recordar el arte de los grandes maestros que pudieron seguir trabajando en algunos campos de concentración. Valga el recuerdo de Horst Rosenthal (que imaginó la llegada de Mickey Mouse al campo de concentración de Gurs) o Felix Nussbaum, cuya pintura “narrativa” describe una realidad pavorosa.
Recordar la forzosa ambigüedad de los más grandes maestros, Picasso (trabajando en el París ocupado) Matisse (trabajando en una Costa Azul hasta donde llegaban las nubes tóxicas de las chimeneas de los hornos crematorios), creando obras muy singulares, marcadas por la guerra desde una óptica todavía mal estudiada. El Guernica fue pintado para estar presente en la gran Exposición universal de 1937. Y pasó a ser “custodiano” por el Museo de Arte Moderno de Nueva York en 1940, el año de la ocupación alemana. Sin embargo, Picasso siguió viviendo en el mismo estudio donde se pintó su obra mayor, consagrado a obras de “otra” naturaleza, como la misteriosa Aubade (1942).
RESISTENCIAS…
Recordar el doble aldabonazo ético y estético de la guerra y la ocupación en jóvenes y menos jóvenes artistas, como Dubuffet o Kandinsky, cuya obra sufre una metamorfosis mal estudiada: la geometría apolínea y mística de su obra anterior se precipita en algunas obras de 1940 en misteriosas e inquietantes reliquias de oscuras formas alucinadas, hablándonos en silencio del Apocalipsis.
Recordar, recordar, recordar… a grandes galeristas (Jeanne Bucher) realizando un callado trabajo de resistencia artística, figuras legendarias (Varian Fry) que permitieron salvar la vida a muchos artistas condenados al destierro, artesanos de genio (Robert Doisneau) que realizaron maravillosos prodigios, artistas “colaboradores” (Cocteau) que pudieron socorrer a muchos perseguidos, una generación de artistas “clásicos” que se perdieron en el descarrío de la época…
Hay muchos otros recuerdos y calas de la mayor importancia, recordándonos lo esencial. Las historias oficiales del arte contemporáneo dejan en impenetrable oscuridad capítulos esenciales y mal estudiados, todavía, más de medio siglo más tarde.
Creemos saberlo todo o casi todo sobre Picasso o Matisse. Pero las obras de esos años (40 / 44) nos hablan de misterios y ambiguëdades que permiten comprender el Guernica desde una óptica menos convencional. En un rarísimo ataque de sinceridad, Picasso le declaraba a Antonina Vallentin en 1950: “Yo no he pintado la guerra. Yo no he hecho esa pintura que va, como la fotografía, en busca de su tema, su sujeto. Pero no hay duda que la guerra está presente en mis cuadros de entonces. Algún historiador demostrará que mi pintura cambió influenciada por la guerra. Yo mismo no soy capaz de hacer esa demostración”. Su Aubade (1942) es una “remake” de la Venus escuchando la música del Tiziano. La Venus de Picasso pudiera parece que yace atormentada en un lecho sombrío, acompañda de una guitarrista que no sabemos si es una “artista”, la guardiana o verdugo de una siniestra estancia.
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JosephSteib, La Conquérante, 1942.
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Pougheont, Le serpent, ca. 1930.
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Picasso, L’aubade, 1942.
NOTAS PARA UNA REVISIÓN DEL ARTE CONTEMPORÁNEO
- Salvador Dalí y el arte que vendrá.
- Poscritos los Inmortales, los Titanes imponen su tiranía liberticida.
- Matisse y el arte que vendrá.
- Monet y la siembra de nuevos mundos.
- Picasso, arte, sexo y erotismo.
- La mujer y el arte en el siglo XX.
- Agriculturas, campos de concentración, Auschwitz, Heidegger, arte y fotografía.
- Kandinsky y el espacio interior del mundo.
- Kandinsky, tras las huellas de lo espiritual desterrado.
- De Chirico: metafísica y teatro de la crueldad.
- Hitchcock, el arte, las mujeres y otros seres de encantamiento.
- Picasso, caníbal, minotauro, demiurgo.
- 1914, la crisis, la guerra, las vanguardias y el arte que vendrá.
- Velázquez, Ramón Gaya y la comunión de los hombres libres.
- Balthus forever.
- Huellas de lo sagrado.
- Balthus, la supervivencia del arte y los últimos hombres libres.
- Balthus, contra la tiranía de las Cosas Dominantes.
- Balthus, erotismo y combate contra la desertización espiritual del mundo.
- Ramón Gaya y la ilusión de la fraternidad.
- Luis Marsans, contra el caos y la barbarie.
- Julio González y la materialidad de las cosas del espíritu.
- Ramón Gaya y el destino de la pintura.
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ABC, 8 diciembre 2012.
- Arte en este Infierno.
José Julio Perlado says
Juan Pedro,
evocando la arquitectura espiritual de España de la que tú escribes tanto (y en mi medida, también yo), Machado y su defensa de la cultura me han llevado otra vez hasta nuestros poetas y pensadores.
Un abrazo.
JP Quiñonero says
Bello análisis el tuyo, JJ. Leer a don Antonio nos sigue abriendo puertas, siempre, si
Q.-
PS. Me «apaño» francamente mal para comentar en tu blog… me pide las contraseñas de otras cuentas… ¿no es posible hacerlo de manera todavía más sencilla? Intentaré adaptarme.
José Julio Perlado says
Juan Pedro,
ignoro lo que puede pasar en las dificultades que me cuentas para comentar. Los entresijos de la informática no los domino. No te preocupes, porque me doy por comentado solamente porque de vez en cuando me leas.
Abrazos.
JP Quiñonero says
José Julio,
Me tranquiliza tu comprensión. En ocasiones -como esta- tengo la impresión de estar «en manos» de automatismos que hacen y deshacen, hipotecando cuanto nosotros hacemos, ay,
Q.-