A su manera, José Antonio Monago defiende la vía extremeña hacia la independencia fiscal.
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El presidente de Extremadura anuncia una bajada del Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF) a los 430.000 extremeños que tienen rentas inferiores a los 24.000 euros anuales, en torno al 90 % de la población extremeña.
A juicio del presidente Monago, la reducción de la deuda y el déficit extremeño permite bajar los impuestos “para relanzar la economía”, ofreciendo a los extremeños más modestos una reducción media de unos 23 euros en su declaración de la renta…
Bueno.
A su manera, el Gobierno extremeño da muestras de una independencia de criterio y unas aspiraciones fiscales bastante semejantes a las aspiraciones de los gobiernos de Navarra, Euskadi y Cataluña. Los primeros desean reformar el modelo fiscal de su histórico Cupo, beneficiándose de una fiscalidad autónoma, renegociable cada quinquenio. El tercero desea renegociar un nuevo Pacto fiscal, considerándose víctima del “expolio” del Estado.
Los casos navarro, vasco, catalán y extremeño, hoy, recuerdan la “imperfección” de un modelo fiscal, estatal y autonómico que hace aguas por todas partes.
Cataluña se queja de pagar mucho (forzada a pagar su obligada solidaridad con las regiones pobres) y recibir poco (“expoliada). Extremadura aspira a bajar los impuestos, para devolver a los contribuyentes parte del dinero que “ahorran” sus gobernantes.
Sin entrar en el debate local de la buena o mala gestión del presidente Monago, cabe recordar, sin embargo, que Extremadura no podría financiar su Estado de Bienestar autonómico con su fiscalidad propia, que apenas cubre poco más del 75 % de sus gastos. Los extremeños se benefician de las transferencias de otras comunidades autónomas y el Estado, comenzando por el Fondo de Garantía de los Servicios Públicos Fundamentales, entre otros fondos, estatales y europeos.
Dicho de otro modo, el presidente Monago se dispone a bajar los impuestos extremeños gracias a los impuestos que pagan madrileños, catalanes y alemanes.
La irracionalidad del modelo aconsejaría una reforma global y sostenible. Pero esa vía razonable vende poco. Lo que vende es el odio: El odio vende, Un país gangrenado por el odio.
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Forges, El País, 26 febrero 1996.
- España, 17 modelos de pobreza creciente.
- El maquillaje contable del Estado y las comunidades autónomas agrava la crisis.
- ABC, 12 junio 2013, ¿Es legal la bajada de impuestos que anuncia Monago para los extremeños?
- España, Anales de Caína y Economía en este Infierno..
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