Palacio del Elíseo, historias de alta política, cama y pasiones.
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Tras treinta y ocho años de leales servicios, Bernard Vaussion (Orléans, 1953) abandona su puesto de cocinero en jefe del Elíseo. Sólo él podría escribir el libro de los secretos más íntimos de la presidencia de la República: “Erotismo y gastronomía en la jefatura del Estado”.
En el Elíseo, el erotismo de la gastronomía comienza a sustituir al lecho amoroso cuando la enfermedad, la edad o las más altas ocupaciones del jefe del Estado imponen nuevos “ritmos de vida” a los huéspedes de la casa. Cocinero en la residencia oficial del Presidente, desde 1975, cocinero en jefe desde 2005, Vaussion conoce quizá mejor que nadie los gustos más íntimos, sofisticados e inconfesables de todos los presidentes de la V República.
Detalle sin precedentes, así mismo: el presidente Hollande ofrecerá una recepción oficial en honor de su cocinero, el día de su despedida.
Vaussion no sirvió al general de Gaulle, pero llegó al Elíseo con su sucesor, Georges Pompidou. Y pudo conocer los secretos “gaullistas” por los viejos que ya trabajaban en una cocina anticuada y sin reformar, antes que sucesivos presidentes la convirtiesen en un “santuario” casi contiguo al subterráneo donde se controla el arsenal atómico de Francia.
“Para ser cocinero del Jefe del Estado es necesario saber guardar secretos, ser un gran “intérprete” de las cocinas regionales, conocer las nuevas corrientes y, sobre todo, dar pruebas diarias de gran humildad”, confiesa Vaussion.
Dicho eso, escuchándolo hablar de la cocina que se ha practicado en el Elíseo, no es difícil rastrear las huellas de los más íntimos secretos de todos los presidentes de la V República: Charles de Gaulle, Georges Pompidou, Jacques Chirac, Nicolas Sarkozy, François Hollande.
¿Los presidentes más dados a la alta cocina, el lujo, la gula y el erotismo gastronómico más refinado? Sin duda: Georges Pompidou y François Mitterrand.
Pompidou impuso quesos en todas las comidas. Él mismo elegía los vinos de una cava que se transformó en “panteón”. Mitterrand adoraba el caviar y los mariscos, siendo capaz de enviar un avión oficial a buscar un queso español. Quizá no sea un azar que Pompidou y Mitterrand estuviesen en el “corazón” de varios escándalos relacionados con el comercio sexual.
¿Los presidentes más preocupados por controlar el gasto de las cocinas presidenciales? De Gaulle y Sarkozy… La esposa del General iba ella misma a comprar sus guisantes en conserva preferidos. Sarkozy redujo el presupuesto de la cocina del Elíseo, suprimió los quesos e intentaba evitar el vino.
¿El presidente más voraz? Chirac, de lejos… capaz de comer de todo a una legendaria velocidad, con un gusto muy firme por los platos “populares”, acompañados con cerveza.
¿Los presidentes más “sofisticados”? Giscard y Hollande. Giscard introdujo en el Elíseo la “nueva cocina” y la “modernidad”. Hollande se “pirra” por unas golosinas que son receta exclusiva de la cocina presidencial. Giscard introdujo la Ley del aborto y el voto a los 18 años. Hollande es el primer presidente que vive en el Elíseo sin haber contraído matrimonio nunca, padre de cuatro hijos concebidos antes de encontrar a Valérie Trierweiler.
¿Cómo ha vivido Bernard Vaussion esa intimidad excepcional con sucesivos jefes de Estado? “Muy bien. La política divide y enfrenta a los hombres. La cocina los une a la hora de compartir mesa, mantel, pan y vino, que son los principios de la comunión y el Agapé cristiano”.
- Rainiero. La gula, horizonte último del erotismo.
- Hollande venderá una parte de la bodega del Elíseo.
- De la Pompadour a Carla Bruni, “glamour” en el Elíseo.
- El Elíseo, en invierno.
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ABC,25octubre 2013.
Antonio says
Simplemente humanidad al desnudo…eso si, con todos los medios inimaginables a su alcance…
Saludos.
JP Quiñonero says
Antonio,
Bueno… «a nadie le amarga un dulce», decía San Agustín, creo que era San Agustín, qué quieres,
Q.-
Antonio says
Y era «santo»….eso ya lo dice todo J.P.
Saludos.
JP Quiñonero says
Antonio,
Una santa carpetovetónica decía que Dios está entre los pucheros…
Q.-
Antonio says
Seguro J.P., es uno de los placeres de la existencia (o inexistencia…cada cual con sus creencias, claro)
Saludos.
JP Quiñonero says
Antonio,
La inexistencia es mucho más llevadera con jamón y fino es mucho más llevadera, qué quieres,
Q.-