Mónaco, primavera / verano 1955. Foto ¿?
La Grace Kelly del verano de Atrapa un ladrón es una “encrucijada” mayor para la historia del cine, la historia de la Costa Azul, la historia del glamour, incluso para la historia de las más tórridas aventuras veraniegas… [ .. ]
Cuando Cary Grant, Hitchcock y su equipo desembarcan en la Costa Azul, el verano de 1955, Grace Kelly encarna, al mismo tiempo, la elegancia de las chicas muy old money de la costa Este americana y la elegancia veladamente tórrida de las rubias de sir Alfred, cuya apoteosis ella misma había encarnado en La ventana indiscreta.
Es leyenda, bastante fundada, que Grace Kelly conoció a Rainiero de Mónaco durante el Festival de Cannes del verano del rodaje de Atrapa a un ladrón. Ella, la vestal que venía de la alta burguesía de la Costa Este, y ya estaba aureolada con el glamour de las heroínas de Hollywood, se embarcaba en una historia de amor que cambiaría su vida y la historia de la Costa Azul.
Hitchcock filmó una Costa Azul de leyenda, tocada con la gracia de una historia de amor entre Grace Kelly y Cary Grant, deteniéndose a muchos lugares emblemáticos. La madre y la hija millonarias americanas de la película se hospedan en el Hotel Carlton de Cannes, que, desde la pareja formada por Zelda y Scott-Fitgerald, es una de las “paradas” obligadas de los multimillonarios americanos, con el Eden Rock de Antibes.
El mercado de las flores de Niza y las diminutas ciudades de St.-Jeannet, Le Bar-sur-Loup y Tourretes-sur-Loup, eran y siguen siendo pequeñas joyas turísticas, como Eze (donde se refugió Nietzsche una corta temporada). Marcel Carné filmó otra película legendaria, Les Visiteurs du Soir en Tourretes. Jean Renoir filmó Le Déjeuner sur l’Herbe en Les Colletes.
Sitios legendarios que Hitchcock utiliza como escenarios de una comedia que también sería una parábola trágica, andando el tiempo. La pareja Grace Kelly / Cary Grant de Atrapa el ladrón también vagabundea por La Turbie. El coche deportivo donde la pareja sostiene maravillosos diálogos de una ambigüedad erótica excepcional, corre por la carretera que une La Turbie y Mónaco. La misma carretera donde la princesa Grace se estrelló accidentalmente al volante del automóvil donde también viaja su hija Estefanía, el 14 de septiembre de 1982.
El verano del rodaje de aquella película, la chica muy old money de la Costa Este y la heroína de Hollywood se dejó fotografiar en las playas de su futuro reino de opereta. Y esas imágenes, muy Vogue de la época, anunciaban el Mónaco / Monte Carlo que Helmut Newton fotografiaría años más tarde, un diminuto reino que dejaba atrás las leyendas muertas de un pasado difunto, para descubrir los luminosos horizontes que Hitchcock filmaba con la gracia irónica de los cuentos de hadas, encarnadas por Grace Kelly con un encanto “mortal y rosa”.
Grace, hadas, brujas, seducción, muerte y encantamientos.
Grace Kelly y las economías de la ilusión.
Recuerdo a Helmut Newton proponiendo a Billy Wilder una versión en color de Sunset Boulevard.
Cine.
Antonio Castillo Algarra says
Cuando leo comentarios geniales como esta entrada de tu blog, Quiñonero, no consigo sustraerme a la nostalgia de que mis chavales de 20 años (y son de lo mejor que hay) no conozcan ni uno solo de los nombres de los que aquí escribes, por no hablar de las referencias a «mortal y rosa»… Un día tengo que escribir un artículo que se titule «El mundo sin ellos» (sin Audrey Hepburn, Cary Grant, James Steward, Fred Astaire, John Wayne, Paul Newman…), que es el mundo de estos chicos.
Un abrazo
JP Quiñonero says
Antonio,
Ala…. encontrar un lector que recuerde a don Pedro Salinas es una suerte rarísima, excepcional, que trae una alegría profunda.
Graciasssss
Q.-