Embajada de España, 19 marzo 2011. Foto JPQ. Zapatero se va a la guerra… de Libia.
Un ignorante curtido en tertulias radiofónicas puede llegar a presidente del gobierno español con relativa facilidad.
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JLR Zapatero quizá sea un modelo canónico. Presidente accidental, The Accidental Prime Minister, su primera decisión diplomática de cierta envergadura, a los seis meses de ser elegido presidente del Gobierno, fue negociar un contrato de armas con la Venezuela de Hugo Chávez, por un montante de 1.300 millones de dólares.
Seis meses más tarde, el presidente Zapatero saludó la elección de la primera canciller de Alemania con otra originalidad: “Se puede constatar el fracaso del proyecto político de Merkel.” Angela Merkel, canciller. España, más aislada, Zapatero, «peso ligero» en la Alemania de Angela Merkel.
Apenas han pasado diez años. Aquellas catástrofes culminaron con un recorte de la soberanía nacional: Merkel y el BCE imponen a Zapatero la reforma de la Constitución española, Merkel, Zapatero y la rendición de Breda.
Los debates que abren la campaña electoral del 20D confirman que el modelo político español favorece la más vertiginosa ascensión de mediocridades populistas, de un peligroso infantilismo ignorante.
De la penosa algarabía de la ignorancia, aventada por los medios de com. e incomunicación de masas, solo pueden esperarse nuevas catástrofes por venir, cuyas raíces más inmediatas recuerdan un trágico continuismo inmovilista:
–Zapatero toma partido presupuestario por el ladrillo y la economía de la incultura.
–El FMI insiste: La economía de la incultura es un lastre para la salida de España de la crisis.
–Constitución, financiación del Estado, modelo político: diez años de reformas pendientes.
También hay un componente fuerte de desgaste propio de un sistema pensado para una situación muy concreta y heredero de unas circunstancias específicas.
Sin menoscabo de lo que dices que en esencia comparto. ¡Cómo no compartirlo después de diez años de lectura diaria! ))
Armando,
Encantado con tu amistosa generosidad. Si, el tal desgaste acaba poniéndonos los pelos de punta: o mucho peor, claro.
Graciasssss
Q.-