Sociólogos e historiadores temen que se trate de una decadencia “irreversible”.
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Le Parisien, 23 abril 2016. “Los partidos tradicionales conservarán una función burocrática y coordinarán las campañas electorales. Pero su función política comenzó a retroceder hace años. Su decadencia quizá sea irreversible”… “Leur declin est irréversible”.
Le Monde, 18 febrero 2016. “Méfiance, défiance, déconnexion, dégoût, discrédit… seuls 12 % des Français font confiance aux partis politiques.”
Le Figaro, 5 septiembre 2015, “La grande déliquescence des partis politiques.»
Solo el Frente Nacional (FN, extrema derecha) de Marine Le Pen se salva a una crisis global del sistema nacional de partidos.
El PS, el partido el presidente François Hollande, ha perdido 145.000 militantes / cotizantes en apenas diez años. El 2006, el PS tenía 280.000 militantes; hoy apenas tiene 135.000.
Los Republicanos (LR, antigua Unión por un movimiento popular, UMP), el partido de Nicolas Sarkozy, ha perdido 140.000 cotizantes / militantes entre 2007 (370.000 militantes) y hoy (230.000 militantes).
A pesar de tan palmaria sangría de militantes / cotizantes, PS y LR siguen siendo los grandes partidos de Francia. Su decadencia quizá sea menos grave que el hundimiento histórico del PCF, las extremas izquierdas y los ecologistas.
El PCF y el partido del general de Gaulle tuvieron millones de militantes entre la Liberación (1945) y 1978. A partir de esa fecha, comunistas y conservadores iniciaron un proceso de retroceso histórico.
El PS fue entre 1975 y 1981 el partido nacional ascendente. Catorce años de presidencia Mitterrand (1981 – 1995) lo hundieron en una crisis de identidad acelerada durante la presidencia Hollande, elegido presidente el mes de mayo de 2012.
A la izquierda, tres o cuatro grupúsculos “anticapitalistas” y “trostkistas” (entre otros ismos) viven una decadencia histórica, enfrentados entre ellos. La formación / coalición de un Frente de izquierdas (FDI) ha agravado la fragmentación izquierdista.
Por su parte, los ecologistas franceses se han dividido en varias capillas antagónicas, enfrentadas en casi todo lo esencial, comenzando por la defensa o la crítica del actual gobierno socialista.
Ante ese panorama de balcanización política sin precedentes, solo el FN de Marine Le Pen se salva de una hoguera de vanidades decadentes. Entre un 30 y un 35 % de los obreros franceses votan al FN desde hace una larga década. Novedad radical y excepcional: el 34 % de las parejas gay francesas votaron al partido de Marine Le Pen, en las elecciones regionales del invierno pasado.
Alain Duhamel, profesor de ciencias políticas, comenta de este modo el hundimiento relativo de los partidos políticos franceses: “Los partidos tradicionales conservarán una función burocrática y coordinarán las campañas electorales. Pero su función política comenzó a retroceder hace años. Su decadencia quizá sea irreversible”.
Noches de vino y rosas… Partidos y sindicatos han perdido el monopolio de la política.
Así se convirtió la extrema derecha de Le Pen en el primer partido obrero de Francia.
La extrema derecha se convierte en el primer partido gay de Francia.
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