Église Saint-Augustin de Paris, 27 junio 2017. Foto JPQ.
De Combray a San Marcos, pasando por Chartres, la estética de iglesias y catedrales tiene una importancia capital en la construcción de la inmensa catedral de la Recherche proustiana.
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Entre todas las catedrales e iglesias proustianas, la de Saint-Augustin tiene una importancia central en la geografía íntima del autor de la Recherche; llega a compararla con las vistas / ruinas de la Roma de Piranesi, quizá hoy más actuales que a finales del XIX principios del XX:
“… Même à Paris, dans un des quartiers les plus laids de la ville, je sais une fenêtre où on voit après un premier, un second et même un troisième plan fait des toits amoncelés de plusieurs rues, une cloche violette, parfois rougeâtre, parfois aussi, dans les plus nobles “épreuves” qu’en tire l’atmosphère, d’un noir décanté de cendres, laquelle n’est autre que le dôme Saint-Augustin et qui donne à cette vue de Paris le caractère de certaines vues de Rome par Piranesi…” L’abside de l’église de Combray.
Saint-Augustin, la iglesia de Proust y las ruinas de Roma 2.
Saint-Augustin, la iglesia de Proust y las ruinas de Roma.
Proust / Picasso y la revolución.
Es el título de mi primer libro, Proust y la revolución, que Rafael Conte y Fernando Savater comentaron con amistoso entusiasmo: Proust y el texto subvertido.
Siglos más tarde, descubro, entre atónito y confuso, que “Proust y la revolución” es un tema recuperado, en ¡catalán..! “… Proust com un revolucionari de la literatura i comparava la seva obra al que va fer Picasso amb la pintura al segle XX”.
La cosa solo sería pura y sencillamente trivial, ignorante y tosca, una miqueta trepa oportunista, si no se presentase con un fallido tono académico doctoral, necesitado de inmediata matización:
La revolución proustiana y la revolución picassiana son sencillamente antagónicas y no tienen literalmente nada que ver la una con la otra. Existe al respecto una gran bibliografía.
Marcel Duchamp, el sexo de la mujer y el arte que vendrá.
La locura Picasso, el misterio Duchamp.
Proust y el amor… “Bésame”.
Proust y el amor… Don Juan, seducido por una furcia.
Proust y el amor… Aves enlazadas en la catedral del tiempo.
París, Proust. Albertine, el amor y las aves pareadas del gran arte andaluz y mozárabe.
París, Proust. El hotel de Sodoma y Gomorra.
Quiñonero en el hotel sadomasoquista de Proust.
La casa donde Proust escuchó la Sonate de Vinteuil.
Marcel Proust: subasta de sus últimos despojos ardientes.
París, Proust. Albertine, maniquíes y princesas durmientes en el bosque encantado del tiempo.
París, Proust. Velázquez, la nuca de Albertine y la inmortalidad del alma.
París, Proust. Victoria contra la muerte, en los Campos Elíseos.
París, Proust. Charlus en la Concorde, antesala del Infierno.
París, Proust. Gilberte, Albertine, Odette y nuestra crucifixión.
París, Proust. La huida de las adolescentes en flor y la crisis.
París, Proust. Albertine y los abismos de la pasión.
París, Proust. El lunar de Albertine, frente al mar y en la intimidad.
París, Proust. El dandi y la cortesana, ante a Notre-Dame.
París, Proust. El salón donde se cruzan los vivos y los muertos.
París, Proust. La belleza, niñas, mujeres y brujas.
París, Proust. Botticelli y el cuerpo mortal y rosa de Odette.
París, Proust. Piernas cruzadas y fantasmas nocturnos.
París, Proust. El bosque de las amazonas.
París, Proust. Poseer a Madame, al anochecher, frente al lago.
París, Proust. La pastelería y el sexo.
París, Proust. El claro de luna y la crisis de nuestra civilización.
Quiñonero en el hotel sadomasoquista de Proust.
París, Proust. Mme de Guermantes, el buqué de flores y la creación.
París, Proust. El pie y las artes de la seducción y el placer.
París, Proust. St.-Augustin y el Ángel de la historia.
París, Proust. St.-Lazare, prodigios e infierno.
París, Proust. Esquina nocturna, 2.
París, Proust. Tentaciones e inseguridad.
París, Proust, rutas de Fortuny y Sara Bernhardt.
París, Proust, despojos de un jardín legendario.
París, Proust, esquinas nocturnas y spleen.
Paris, Proust, esquina nocturna.
La casa donde Proust escuchó la Sonate de Vinteuil.
Peregrinaje a Balbec – Cabourg.
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