Mataró, carrer d’en Moles, 8agosto 2017. Foto JPQ. La Mare de Déu del Carme teme no poder proteger la República catalana.
He escrito mucho de la tierra mítica y dantesca de Caína.
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Siguiendo a Faulkner y Juan Benet, consagré a Caína una trilogía novelesca: La locura de Lázaro, Una primavera atroz, La dama del lago.
Mi serie de ensayos España, una temporada en el infierno concluye con esta hipótesis: El Duelo a garrotazos, matriz política y cultural de las Españas.
Sobre Cataluña… fui uno de los primeros en evocar la existencia de una Cataluña cainita.
En 1998 publiqué la primera edición de un libro cuya cuarta edición estará en librerías a mediados del mes de octubre: De la inexistencia de España.
Hélas, temo que la actualidad parece confirmar algunas de mis intuiciones:
¿Qué hacer..? ¿Qué se puede esperar..?
“… La mayoría parlamentaria catalana (72 diputados sobre 135, pero sin mayoría social, ya que en las elecciones plebiscitarias de 2015 se quedó en el 47,8% de los votos) ha optado por romper con el Estatut y la legalidad española y proclamar una nueva legalidad que le permita celebrar el referéndum del 1 de octubre y ‘desconectar’ luego definitivamente de España. Si hay referéndum y el resultado es el que espera.Es una obviedad que en un Estado no pueden coexistir —más allá de unos pocos días y con grandes dificultades— dos legalidades distintas. O el independentismo se sale con la suya porque el Estado cede antes o después del 1-O (si hay urnas y una gran afluencia con gran victoria del sí), o el Estado se impone.Y en este choque entre una legalidad insurreccional y la constitucional no va a haber demasiados escrúpulos…”. Joan Tapia, El Confidencial, 20 septiembre 2017, ¿Cómo se recompone la porcelana rota?
Suelo recordar a Raymond Aron hablando de Giscard, hace muchos años: “Su problema es… no comprende que la historia es una tragedia. Y siempre acaba mal”.
La Cataluña invertebrada del Duelo a garrotazos.
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