Las nubes tóxicas ideológicas tapan con basura una realidad patética:
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PANORAMA DE LA PRÉCARITÉ ET DE
LA PAUVRETÉ EN CORSE.
Con el Norte y el Languedoc, Córcega es la región más pobre de Francia, víctima de la demografía, la falta de recursos, la fragmentación política: la vida social tendría dimensiones dramáticas sin las subvenciones del Estado.
El 60 % de los ingresos de las familias corsas provienen directa o indirectamente del Estado, a través de subvenciones o ayudas de muy diversa naturaleza.
El 19 % de la población insular (324.000 habitantes) vive en el umbral de la pobreza, con menos de 970 euros mensuales. 60.000 corsos deben vivir con menos de 760 euros mensuales, por debajo del umbral de la pobreza, que “solo” afecta al 14 % de los franceses.
Las amenazas del envejecimiento y la caída de la natalidad crecen de manera inexorable. Se teme que los jóvenes solo representen el 13,6 % de la población, hacia el 2040. En la actualidad el 21 % de la población corsa tiene más de 65 años.
Buen año, mal año, Córcega “cuesta” al Estado francés
(en subvenciones directas) entre 3.500 y 4.000 millones de euros, y “recibe” (cotizaciones, impuestos, etcétera) entre 3.000 y 3.500 millones. Un balance francamente llevadero, cuando la deuda pública es superior a los 2.000 millardos de euros. Pero que pesa con ferocidad sobre el estancamiento de la isla.
Durante varias décadas, el turismo (primera fuente de ingresos) fue víctima de los comandos que practicaban el “terrorismo soft” (destruir urbanizaciones), la agricultura está hipotecada a las subvenciones estatales y europeas. Una fiscalidad muy favorable a los particulares y las pequeñas empresas no ha sido suficiente para un despegue económico siempre aplazado.
El terrorismo comenzó a extinguirse en la isla hace veinte años, tras el asesinato a sangre fría, con tres tiros en la nuca, por la espalda, del prefecto Claude Érignac, el 6 de febrero de 1998, ayer hizo veinte años. Pero las secuelas de su desaparición (división de las familias políticas regionalistas e indepes, con variantes mafiosas) no favorecieron la llegada masiva de turistas ni las inversiones. El no entendimiento entre las familias corsas, primero, y el no entendimiento de las familias corsas con el Estado y sucesivos gobiernos, de izquierda y derecha, más tarde, tampoco favoreció ninguna dinámica económica ni social.
El futuro enfrenta dos proyectos nadie sabe sin compatibles: regionalistas y nacionalistas piden “más autonomía”; el Estado (Emmanuel Macron) prefiere hablar de “concertación para el desarrollo en una Francia unida”.
Vaya usted a saber.
Terra Corsa, un país parisino por descubrir.
Diaspora Corse à Paris.
Corsica Diaspora.
La diaspora des Corses.
Réseaux corses: un maquis très influent.
Es patético ver como una isla con los recursos que tiene, es arrastrada a una incomprensible situación de anonimato y mala gestión, posiblemente originada por gran parte de una población muy «italianizada» y culturalmente muy lejana a la francesa, que lo mismo pasa con Marsella y gran parte de la región, un «bache» para un país rico, emprendedor y abierto a la inversión responsable y el liberalismo económico, islas de su misma latitud como los Baleares le dan mil vueltas en cuánto a prosperidad social y económica, e incluso zonas más orientadas al sur como su vecina Cerdeña, también le da con cucharita, al final Córcega parece más una «Nápoles» francesa que su colega del sur, algo inusual en demografía (normalmente el norte es más rico que el sur). Creo que a Francia le saldría más cuenta deshacerse de ella o regalarsela a los italianos.
Joan,
Apenas hay poco más de 400.000 corsos… los recursos de la isla, muy modesta, solo dan para un poco de agricultura y turismo… Córcega es Francia, sí,
Q.-