Alberto Giacometti en su taller. Foto Ernst Scheidegger
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La Fundación Alberto Giacometti abre sus puertas al gran público con una reconstrucción del taller del maestro, una colección excepcional y un programa de exposiciones que pudiera ayudarnos a repensar la historia de la escultura del siglo XX.
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Especialista emérita, biógrafa de Giacometti, ensayista reputada, Catherine Grenier, directora de la Fundación, ha concebido un proyecto que oscila entre el museo tradicional y la revisión de la obra del creador.
El legado Giacometti ofrece una colección permanente excepcional. Varios centenares de obras mayores y menores, presentadas en un marco excepcional: el taller del artista reconstruido en un edificio Art Déco, restaurado por el arquitecto en jefe de los monumentos históricos, Pierre-Antoine Gatier.
Giacometti y tu taller fueron inmortalizados por muy grandes fotógrafos, Robert Doisneau, Sabine Weiss, Gordon Parks, Ernst Scheidegger, Henri Cartier-Bresson, entre otros. Se trata de testimonios muy mayores sobre la vida, la obra y el taller de un escultor excepcional, parcialmente al margen de la tradición de las vanguardias.
La Fundación inicia sus trabajos con una exposición presentada con un texto legendario, “El taller de Alberto Giacometti”, de Jean Genet. Al gran escultor que rompió a su manera con el canon vanguardista tradicional, inmortalizado por un escritor sencillamente subversivo: el Genet de los años 50 del siglo pasado.
Seguirán exposiciones de muy diversa índole, Giacometti y Francis Bacon, la obra última de Annette Messager, la fotografía de Peter Lindbergh… programa ecléctico, quizá, consagrado a repensar el puesto de Alberto Giacometti (1901 – 1966) en la historia de la escultura contemporánea.
Suizo de nacimiento, parisino de adopción, Giacometti comenzó por frecuentar las escuelas vanguardistas que hacían furor en su muy primera juventud, cubismo, surrealismo, etcétera. Sin duda, sus relaciones artísticas y amistosas con grandes creadores no siempre surrealistas, dadaístas o vanguardistas, tuvieron una importancia crucial en su formación.
El diálogo no solo amistoso con Joan Miró, Jean Arp, Salvador Dalí, André Breton, Tristan Tzara, René Crevel, André Masson, Henri Matisse, entre muchos otros artistas del París de los años 20 y 30 del siglo pasado, tuvo una importancia sustancial en su obra, hasta que, finalmente, descubrió una vía íntima, personal, que rompía en cierta medida con los cánones oficiales de las vanguardias que comenzaban a agonizar, en la inmediata postguerra.
El nuevo y definitivo Giacometti comenzó a explorar un territorio íntimo mucho más próximo de los creadores que se alejaban vertiginosamente del vanguardismo (Balthus, Bacon), explorando y descubriendo nuevos y atormentados rostros de la condición humana, a través de sus legendarias figuras filiformes.
Tras una gestación muy compleja, la Fundación Alberto Giacometti quizá esté llamada a invitarnos a repensar la historia de la escultura contemporánea.
En mi caso, inicié esa revisión cuando trabajaba en la primera edición de mi ensayo De la inexistencia de España.
Revisión que me vi forzado a suprimir por razones editoriales -cortar trescientos folios a la edición original- en las dos últimas ediciones de ese libro:
Gaudí, Julio González, Pablo Gargallo, Chillida y la escultura contemporánea.
Julio González y la materialidad de las cosas del espíritu.
Una carta excepcional de Julio González a Picasso.
Julio González y el ángel de la historia.
Rodin, el torso de Adèle y el origen del mundo.
Rodin, la mujer en cuclillas y el origen del mundo.
Rodin, tormentos del alma, fulgor del cuerpo desnudo.
Gargallo, un maestro olímpico.
La estatuaria griega, mis padres, Gargallo, Fenosa, Swann, la Recherche, etc.
Fenosa, Kandinsky y la espiritualidad de la materia.
Doña Luisa, sus arañas y hogares encantados.
Jean Anguera y el dolor de nacerse.
Arte.
¡Oh, Quiño!
Giacometti!!!!!!!!!!!
¡Cómo me gustaría ver esta exposición!
En fin, gracias a tus aportaciones ya puedo hacerme una idea…Muchas gracias.
Menos mal que nos podemos refugiar en el arte.
Bon dia!
Fina,
El museo / fundación tiene una gran ventaja: es pequeño, todo está a la mano, es un museo de «tamaño humano», nada de cosas devoradas por un público más que numeroso.
Encantado,
Q.-
Recuerdo como me impresiono el museo Rodin y el Paris artistico con sus museos.
Hoy soy un amante de los oasis de los desiertos. Admiraba a Poussin y Cezanne
Uno cubria los huesos hasta que aparecia la figura humana el otro sacaba todo lo accesorio hasta que quedaba reducido a figuras geometricas
Pero el siglo XX Giacometti encierra las cosas en jaulas y hace hombres como alambres metalicos como si las cosas pudiesen ser melancólicas lo mismo que Leger con sus figuras humanas hechas de tubos. Me encantan por salirse del espacio euclidiano donde el hombre humano dominaba el espacio
Ahora somos una cosa mas en otros espacios. Hoy hemos visto seres humanos en jaulas de zoos pero lo mas interesante fue cuando los vimos expuestos en escaparates de tiendas
Las cosas son objeto del arte. Genet en la carcel se siente encerrado y petrificado como el pensador de Rodin
La cosa encerrada por Giacometti se ve humana y melancolica. La existencia de la primera mitad del siglo XX lo trastoco todo tanto que el arte perdio su esencia nunca mas serviria de guia a la sociedad entropica y caotica en la que vivimos
Las cosas llenan y gobiernan un mundo sin tiempo ni espacio para el arte. Los neutrones respetan las cosas pero no los seres vivos. El profeta de Gargallo lo capto hace tiempo. Es de agredecer el recuerdo del siglo XX y de sus artistas en la ciudad de la cultura
la ciudad universitaria
ciudad de la justicia
ciudad sanitaria…donde colocaremos las esculturas de Giacometti?
I
José,
Sí…
El Profeta de Gargallo es una grandísima obra maestra.
Rodin, muy grande, claro.
Julio González… inmenso respeto, vaya. A juicio de Pierrette Gargallo (gran Señora), Picasso intentó descarriarlo, apartándolo en cierta medida del camino que era el suyo… «traduzco» muy libremente a Pierrette, ella me perdonará.
Giacometti… cuando la figura humana estaba amenazada por los abstracciones y expresionismos abstractos, él dio forma a esos hombres y mujeres que siguen en pie, como hombres, afrontando en soledad la intemperie de la vida y el desarraigo … no es poco, oye, quizá sea indispensable,
Q.-
Josep,
Así que ahora eres un amante de los oasis de los desiertos…
Nuestras preferencias van cambiando… Compruebo tus amplios conocimientos, no sólo filosóficos, y me alegro de estar entre vosotros.
Dicen que el arte es un reflejo de la sociedad en que vivimos…
Bueno, yo estaría encantada de tener una escultura de Giacometti en mi casa. No te preocupes, ya la colocaría en algún sitio…
Fina no me extraña que te sorprenda lo del oasis.Es una experiencia que tuve iendo a Burquina Faso a traves del Sahara hoy de actualidad con los inmigrantesPasamos unos dias en un oasis rodeados por arena pero dentro todo estaba cuidado y trasformado por los que vivian. Sus casas de barro sus huertos sus palmeras vi esta relacion del arte con la naturaleza y el hombre, aqui ya perdida. Cuando uno pierde el origen y el sentido primigenio se queda sin casa y sin arte. Sonambulo e irresponsable vaga por la segunda naturaleza de asfalto.
Josep,
No puedo opinar porque nunca he vivido una experiencia similar, a lo más, recuerdo haber quedado impresionada viendo el contraste que ofrecen las interminables extensions de arena del desierto con la vegetación que rodeaba un oasis a lo lejos, en una excursion a Egipto…
Pienso que esta relación del arte con la naturaleza y el hombre tambien puede producirse en ambientes rurales, alejados de las grandes urbes de asfalto, o en zonas verdes y residenciales, o entre el hombre y el mar…¿No es cierto?
Hoy ha sido un día de bellas emociones y reencuentros familiares dominado por lo apolínio…
Bona nit!