Trocadero, 30 marzo 2019. Foto JPQ.
A juicio de Le Monde, la “salida” de la crisis de los chalecos amarillos hipoteca el futuro de la presidencia de Emmanuel Macron, para bien o para mal.
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Le Monde, 10 /11 abril 2019, Emmanuel Macron rendra dans quelques jours ses premiers arbitrages à l’issue de la consultation nationale. Une gageure pour le président car c’est le sort même du quinquennat qu’il va remettre en jeu… Grand débat: la quadrature du quinquennat.
En el terreno político, se trata de una evidencia. Más allá de esa primera lectura de urgencia, sospecho que la crisis de los chalecos amarillos ilumina crisis más graves y profundas:
Francia balcanizada, mal unida por la presión fiscal más alta de Europa.
José says
Adios a las clases medias. Adios a las forma de vida autonomas. Adios al estado del bienestar. Adios al pleno empleo. Adios a los derechos humanos
Adios a la lucha contra la militarizacion del mundo. Adiós a la decencia. Adios a la intimidad. Adios a las aguas cristalinas de los rios. Adios utopia democratica. Adios falsa democracia… un mundo se va. Unos notan los sintomas del macrocambio quieren conservar cosas pero no pueden es imposible son inermes frente al acero. Otros felices pues ven que se consigue el gran hormiguero en el que ninguna hormiga jamas podra abandonarlo ni conocerlo. Adios Macron ya no te necesitan. Todo funciona solo hasta que se pare. Es la mathesis universalis. Proyecto frances del XVII.
JP Quiñonero says
José,
Efectivamente, la OCDE dice que las clases medias están echas polvo, amedrentadas, inquietas, etcétera. Macron está un poco más vivo: lo quieran o no lo quieran, seguirá en el Elíseo hasta la próxima elección presidencial, el 2022…
Sospecho que lo razonable es tranquilidad y buenos alimentos, intentando escapar a las cornadas y navajazos de los vecinos siempre enzarzados en sus duelos a garrotazos.
Avanti..!
Q.-
Fina says
¡Oh, Josep!
Duelen, tantos adioses…
En fin, hay que seguir caminando mientras podamos. Así es. «Todo funciona…hasta que se pare».
Puede que ser mortales nos beneficie para escapar de tantos «duelos a garrotazos», como dice nuestro anfitrión.
Y mientras tanto, a bailar al son que tocan…