Valencia, colegio electoral, 28 abril 2019. Foto Biel Aliño.
Según las primeras estimaciones, ni Santa Teresa ni Messi han conseguido sacar a los españoles de su secular incertidumbre existencial: ¿España? ¿Cuál de ellas?
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Entre los cuatro o cinco “grandes” partidos “nacionales” (¿?), estatales, ¿existe algún proyecto político concreto, sólido y atractivo para un 50 / 55 por ciento de ciudadanos en alguna parte?
¿Hay alguien capaz de dialogar / negociar con alguien sobre algo, más allá de la retórica simplista, cainita y oportunista, disputándose el reparto de parcelas de poder en cualquier feudo, taifa o administración pública?
Esa fragmentación política tiene muchos orígenes, sociales y culturales, con un costo económico siempre gravoso:
La fragmentación política de España agrava la incertidumbre, pobreza y deudas de los españoles.
España “¿cuál de ellas?”… antes y después del 21-D.
España en crisis… ¿Existe todavía una sociedad española..?
El ciclo electoral que comenzó hacia 2015 aceleró un proceso de fragmentación social, cultural y política que venía de muy lejos:
España, del duelo a garrotazos a la fragmentación inmovilista → España, puzzle inestable → España / Cataluña 2019… del puzzle inestable al puzzle a garrotazos → España / Cataluña 2019… del puzzle inestable al puzzle a garrotazos, pagado con más deudas, más impuestos y lotería.
El Proceso / Procés y las elecciones catalanas de diciembre 2017 iniciaron un proceso de ruptura, en curso, en la mejor tradición canónica del esperpento:
España / Cataluña… duelo a garrotazos, antes y después del 21-D→ España / Cataluña… de la ruptura a la gesticulación estéril, los títeres de cachiporra → ¿España? ¿Cataluña..? En obras, sin planos ni arquitecto (s).
Así las cosas, las fragmentación de las izquierdas y derechas, autonómicas y estatales, la balcanización de los mercados políticos autonómicos y estatales, solo parecen confirmar un puzzle político inestable, sin “solución” conocida ni previsible en el tiempo.
En Madrid, Pedro Sánchez gobierna en minoría precaria, abriendo grietas graves en su propio partido, incrementando la deuda pública, con una tendencia llamativa a los nombramientos a dedo.
En Barcelona, Quim Torra gobierna (¿?) en mayoría precaria, intentando articular / coordinar (¿?) las sensibilidades de un ex presidente prófugo, varios políticos encarcelados y unas organizaciones callejeras muy proclives a la agitación permanente, en abierta y agresiva oposición a la sensibilidad de otra mitad de la sociedad catalana.
Muchos catalanes y muchos españoles -no solo indepes, de muy diversa sensibilidad política y cultural- usan palabras como pueblo, justicia, democracia, libertad -entre otras, igualmente esenciales- confiriéndoles un sentido antagónico que parece poner en duda la existencia misma de una sociedad libre, condenada al duelo a garrotazos permanente, por razones descritas por Raymond Aron en estos términos:
-“… [de entrada] es necesario que todos o la mayoría quieran vivir juntos y se reconozcan en un mismo sistema de ideas, [es necesario que] una misma forma de legitimidad sea válida por todos. Antes que una sociedad pueda ser libre, es necesario que sea una sociedad”, Liberté et égalité (1978).
De la inexistencia de España al Duelo a garrotazos, matriz política y cultural de las Españas.
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