Céline y Lucette, finales años 50, Meudon. Foto ¿? Archivo Ouest-France.
“Elle avait la grâce et la bonté”, me dice Bernard Labbé, que tuvo la suerte de conocerla.
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Ha muerto a los 107 años Lucette Destouches, Lucie Almansor, de soltera, viuda de Louis-Ferdinad Destouches, Céline, el más subversivo de los escritores franceses contemporáneos. A su lado se convirtió en un personaje legendario entre Ofelia y Juana de Arco.
Lucie Almansor comenzaba una brillante carrera de bailarina clásica cuando Céline la descubrió, “coronado” con la gloria de su monumental Viaje al final de la noche, el año debía publicar su segunda y descomunal novela, Muerte a crédito, 1936. El escritor y la bailarina se encontraron en una de las escuelas de danza más famosas de su época, en Pigalle, en un momento álgido de la vida de aquel barrio, tan esencial en la vida nocturna parisina de otro tiempo.
Comenzó una historia de amor que solo tendría fin con la muerte. Ella evocaba al hombre de su vida en estos términos: “Era un Gatsby desgarbado, muy atractivo, vestido con elegancia, de una belleza increíble”. Gatsby, el más legendario de los personajes de Francis Scott Fitzgerald, una estrella luminosa en la geografía celeste y cosmopolita de los años 20 y 30 del siglo XX, entre Nueva York, París y una Costa Azul mitológica.
Aquella historia que comenzó siendo feliz y gloriosa se precipitó muy pronto, hacia 1939, en un torbellino apocalíptico, cuando Céline publicó sus panfletos anti semitas y las tropas de ocupación alemanas se instalaron en París, entre 1939 y 1945.
Céline arrastró a Lucie por los catastróficos derroteros de su destierro y exilio, antes de un regreso a la patria natal cubierto con la atroz ignominia de sus escritos racistas. Nadie discutió jamás que el Viaje y Muerte a crédito son, con la Recherche proustiana, dos de los libros capitales de la literatura francesa del siglo XX. Solo comparables a Rabelais, en su género. Pero, tras la Liberación y la publicación del resto de su obra, Céline vivió en el más penoso de los purgatorios, solo, amargado, perseguido por una leyenda negra y luciferina.
Lucie Almansor, Lucette Destouches, tras su matrimonio con Céline, fue algo más que la “esposa” y la “mujer de su vida”. “Fue mi Ofelia, en mi vida íntima, y Juana de Arco, en la pruebas que fue capaz de sufrir, por mi culpa, defendiéndome”, llegaría a decir el escritor.
Tras la muerte de Céline, Lucette siguió viviendo en la pequeña casa común de Meudon, donde pasaron juntos los últimos años de su vida en común. Ella consagró el último medio siglo de su existencia a defender la memoria y el legado de Céline. Prohibió la reedición de los panfletos anti semitas. Cuidó con sabiduría la edición y reedición de obras y correspondencias. Su abnegación alegre y combativa transmitía una intacta fe en la vida y la cultura. Ella, que vio truncada su carrera de bailarina, continuó dando clases de danza clásica, hasta la madurez última, siempre fiel a las ilusiones de su juventud y al gran amor de su vida. Recordaba a Céline con un cariño resignado, estoico y feliz a un tiempo: “No aspiré a conseguir la felicidad, a su lado; solo deseaba hacerlo menos desdichado”.
Céline, Joyce, Beckett, Cela y el naufragio del hombre moderno.
Un monumento: la Correspondencia de Céline.
La Porte de Montmartre, Céline y la tierra de nadie de la banlieue.
Irene says
Bello recuerdo, Q
JP Quiñonero says
Encantado, Irene,
Q.-
José says
Solo una pregunta Es posible la literatura despues de Dachau Dresde Hirosima…Vivir en una granja apretados sin apenas espacio años y años sin conocer el origen ni el final. Creo que los rusos despues de su monumental literatura del XIX callaron con revolucion y sin revolucion hasta las mariposas habian perdido el color. El XX cuando la vida es un pasion inutil un absurdo un nadie de nada un no se que hago.. comunistas fascistas liberales humanistas bajo el hongo todos iguales antes hay comunistas que escriben muy bien y otro no. Borges dixit. Siempre he pensado que quien escribe sabe que es ficcion el problema es quien lo lee. La realidad de las cosas es otra cosa. Hay el problema de cuando las palabras dejan de ser la sombra de las cosas y son las cosas las sombras de las palabras. Es otro mundo y necesita otras palabras y otros relatos si el tiempo mental y el cronologico lo permiten.
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JP Quiñonero says
José,
Creo que no te sigo por ahí…
Se me ocurren no sé cuantos monumentos literarios, artísticos, en muchas lenguas, después de los Campos, después de todos los genocidios…
Q.-
Fina says
Josep,
Lo siento, mis conocimientos de literatura son muy escasos para contestar a tu pregunta.
Por favor ¡que las mariposas no pierdan sus colores…!
Pienso que la ficción y la realidad muchas veces se confunden…
Bona nit!
Fina says
Quiño,
“Elle avait la grâce et la bonté”.
Qué bellas son las historias de amor, y que algún conocido te pueda recordar con palabras como estas…
Gracias por traernos a Céline y Lucette…En la foto que has publicado veo a Lucette como la alegría de la casa.
Buenas noches a todos/as.
JP Quiñonero says
Fina,
Sí… es una historia bella… Sí… Lucette transmitía el saber estar en pie, con gracia y en gracia…
Q.-
Pablo Eugenio Fernández says
Más trabajo jejeje!!!
Muchas gracias, Quiño, un disfrute
JP Quiñonero says
Pablo,
Ah, qué bien…
Avanti..!
Q.-