Rue de Rennes, 22 abril 2020. Foto JPQ.
El 95, que atraviesa París de norte a sur, de la Porte de Montmartre a la Porte de Vanves. En vísperas del Ramadán.
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París musulmán, las musulmanas, cuando comienza el Ramadán.
París mestizo, work in progress.
Le Monde, Avec le confinement, un ramadan “morose” pour certains, plus spirituel pour d’autres.
José says
El hombre crepuscular esta dispuesto a renunciar a todo con tal de consguir ganar en el juego economico. En todo juego se gana o se pierde o se endeuda las reglas son impersonales pero aquel que no las respeta puede perder hasta la vida. Las trampas se permiten siempre que no se descubran. El hombre del campo con sus valores religiosos no tiene cabida en las grandes urbes capitalistas. La ciudad destruye la sabiduria acambio de proporcionar una seguridad que el campo no proporcionaba y un control de emociones y sentimientos que pasan de las religiones a las economias. El autobus cruza Paris y todos estan en el mismo juego intentar ganar para evitar la desesperanza vital. Antes la religion ahora la economia. La nueva fiesta sera del FMI y del BM.
JP Quiñonero says
José,
Lo veo una miqueta más «positivo» … hombres y mujeres de muy distinta condición que se resisten a ser víctimas, y se tiran a la calle a seguir tirando del carro de la vida… dispuestos a resistir, claro, a salir adelante…
Q.-
Fina says
Josep,
Con tal de «…evitar la desesperanza vital».
Es cierto esto que dices, no lo había pensado antes: «… un control de emociones y sentimientos que pasan de las religiones a las economías».
Parece ser que el control está dentro del juego…
En fin, a resistir y seguir en pie que, en tiempos de coronavirus, no es poco…