Rue Pierre-Lescot, 15 julio 2018. Foto JPQ.
¿Francia? ¿Existe todavía una sociedad francesa?
La Francia africana y multicultural gana el Mundial y se tira a la calle en París 6.
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Alain Finkielkraut nació en París en 1949 por puro “azar”: hijo de judíos polacos, su familia había escapado milagrosamente de Auschwitz.
Como ensayista, su obra nació de esa historia, francesa, europea, y gira en torno a las metamorfosis de tales tragedias: proliferación de un multiculturalismo desarraigado, ascensión “imperial” de un relativismo moral, desalmado, que está minando, a su modo de ver, la matriz espiritual de la civilización europea.
Su último libro, “En primera persona” (Ediciones Encuentro), vuelve sobre esos mismos temas, desde una óptica más íntima: reconstruir la historia de su formación personal, en permanente encuentro, desencuentro, diálogo y enfrentamientos con la cultura y los portavoces públicos de la cultura francesa de las últimas décadas.
–En cierta medida, a mi modo de ver, su libro es una respuesta a la izquierda multicultural que ha llegado a calificarlo de “reaccionario”.
-No solo eso. He intentado contar la historia de mi biografía intelectual. Y esa historia también tiene mucho de diálogo imposible con una izquierda multicultural que se ha fanatizado. Si recuerda, desde hace unos años, un blanco que pega fuego a una escuela es un incendiario; por el contrario, un musulmán que pega fuego a una escuela es un rebelde. Una parte de la izquierda se ha pasado al multiculturalismo que está destruyendo muchas de las raíces de Francia. Y buena parte de la izquierda universitaria y mediática ha abandonado las ideas republicanas básicas. Me han tachado de todo, incluso de reaccionario, efectivamente. Pero creo que los reaccionarios son ellos. Yo defiendo el universalismo, cuando el multiculturalismo está destruyendo la matriz de nuestra cultura.
–Los conceptos de izquierda y derecha ¿le parecen siempre vigentes?
-Izquierda y derecha tienen algo muy profundo en común: piensan que la economía es el factor determinante. Durante su campaña electoral, la primavera del 2017, Emmanuel Macron pensaba que la crisis de la “banlieue”, la crisis de los suburbios, era una crisis social, económica. Y esperaba combatirla con nuevos planes económicos. Había olvidado la gran crisis del invierno del 2005, cuando se decían cosas de este tipo: “Francia es una puta. No dejes de follarla hasta el agotamiento, como a una zorra. ¡Hay que enseñarla, tío!. Yo, me cago y me meo sobre Napoleón y el general De Gaulle..”. Esa terminología ponía en evidencia la crisis multicultural de fondo. Sin resolver el problema de fondo, la crisis quizá se haya agravado.
–En cierta medida, su libro permite comprender mejor al presidente Macron cuando habla de separatismo cultural y religioso, aludiendo veladamente al comportamiento individual y colectivo de muchos musulmanes franceses. Hace años que usted denuncia las amenazas culturales que pesan sobre Francia…
-A mi modo de ver, el multiculturalismo es una amenaza para Francia y quizá para otros países de Europa. Una parte creciente de los franceses de confesión musulmana piensan que sus ideas, su religión, son “superiores” a las leyes del Estado, las leyes de la República. No se trata de un “rechazo” o una “crítica”. Se trata de una determinación individual y colectiva que crear y vivir otra sociedad. Nada de integración. Piensan que sus convicciones son superiores y deben prevalecer sobre las leyes del Estado.
–La ruptura comienza ¿en la escuela o en la familia?
-A mi modo de ver se trata de una primicia histórica. Por vez primera en la historia de Francia, rechazan la matriz de nuestra vida en común. Eso no ocurre con los judíos ni con los católicos, ni con los republicanos históricos. Los valores familiares se consideran superiores a los de la escuela pública. Una amenaza global.
–La Francia de su juventud, la Francia de 1968, era todavía una sociedad abierta y permisiva. Hoy, parece amenazada por la intolerancia, el fanatismo… A partir de su historia personal ¿cuando comenzó la fractura?
-Cuando se derrumbó el Muro de Berlín y desapareció la antigua URSS parecía que comenzaba una nueva “era”. Nosotros vivimos nuevas formas de intolerancia y fanatismo, que incluso se presentan como de “izquierdas”. Tanto da. Lo cierto y verdad es que, más allá de las diferencias económicas, las cuestiones culturales, el multiculturalismo ha creado nuevas formas de fanatismo y sectarismo.
–La revista “Le Débat”, animada por Pierre Nora y Marcel Gauchet, fue durante muchos años una referencia intelectual francesa, nacional. Ha cerrado, hace unas semanas, y, con ese motivo, se ha evocado la “muerte” del intelectual francés. ¿Cuál es su opinión? ¿Se trata de la muerte del intelectual francés o de la traición de los clérigos de los que hablaba Julien Benda?
-No creo que la muerte del intelectual… que nació con Voltaire y fue “canonizado” con Émile Zola y el “affaire” Dreyfus. Por otra parte, intelectuales también son los arquitectos, los creadores… Lo que ha muerto con el cierre de “Le Debat” es una esperanza y una forma de tolerancia. La revista nació cuando el comunismo soviético estaba agonizando. Y representó una gran esperanza de diálogo. Liberales y socialdemócratas podían hablarse y se hablaban. Dio muy buenos frutos. Pero esa esperanza de diálogo social, cívico, desapareció con la aparición de una izquierda dogmática, fanática, casi siempre multiculturalista. Volvió a triunfar la cerrazón y el dogmatismo
–Gérard Darmanin, ministro del Interior, ha denunciado los estallidos de salvajismo y violencia. ¿Cómo percibe usted esa degradación de la vida pública.
-La recuerdo que el invierno del 2005 Francia vivió varias semanas de violencia multicultural, con incendios y degradaciones espantosas. El proceso de los cómplices de la matanza consumada en la redacción del semanario “Charlie Hebdo” debiera servirnos para pensar, discutir, intentar dialogar sobre el fondo de aquellas violencias y las violencias que nosotros vivimos. Incluso hay algunos imanes que han tomado partido por la justicia republicana. Creo que debieran favorecerse este tipo de diálogos.
–¿Le parece realista el diálogo republicano con unos imanes que están amenazados de muerte por otros musulmanes igualmente franceses?
-No. Pero debemos intentarlo. Debemos intentar que Francia o muchos barrios de Francia no se conviertan en algo así como el Líbano. La libanización de algunos territorios franceses es un riesgo. Hay que intentarlo todo. La economía no basta.
–¿Ha agravado el coronavirus, el Covid-19, la pandemia, la crisis sanitaria, en curso, esas evoluciones de Francia, que vienen de lejos y son muy anteriores?
-No me siento capaz de dar lecciones a nadie. Y menos en ese terreno. Esa crisis está ahí. Y, sin embargo, han vuelto a estallar las protestas de las bandas de “chalecos amarillos”. Hace unos años, el invierno del 2005, ya hubo escuelas incendiadas, pero, en lugar de sentirnos ultrajados, una parte de nuestra izquierda hablaba de la desesperación de los incendiarios. Hoy, a nadie llama la atención que los “chalecos amarillos” pidan la pena de muerte para Emmanuel Macron, condenado a la guillotina en los juicios callejeros de las bandas amarillas. A veces me pregunto si Francia todavía existe. ABC. Me pregunto si Francia todavía existe.
Francia en crisis… ¿Existe todavía una sociedad francesa?
En el archipiélago Francia aumentan de manera significativa los nombres árabes / musulmanes 2.
La Francia africana y multicultural gana el Mundial y se tira a la calle en París 6.
Finkielkraut: “La identidad de Francia está amenazada por el multiculturalismo”.
Alain Finkielkraut: De la muerte de la escuela republicana a la desintegracion nacional.
Cohn-Bendit, Finkielkraut y Quiñonero sobre las crisis de Europa.
El mes de julio de 2005, hace quince largos años, publiqué en este mismo Infierno una serie fotográfica titulada Líbanos-sur-Seine. En esas estamos:
LsS (1). Educados en el odio y la música sucia.
LsS (2). Caminos de la selva urbana.
LsS (3). Stalin, musulmanes y animistas errantes en el infierno urbano.
LsS (4). Desertización de los hogares y almas muertas.
LsS (5). Sexo, vídeo, rap…
LsS (Epílogo). Escuelas y panaderías atacadas a bombazos.
Que Jose says
Quiño con la pregunta de si España existe abriste la caja de Pandora ahora es Francia pronto iran cayendo las demas naciones. La izquirda y la derecha existen pero más existencia tiene el arriba y el abajo o el dentro y el afuera. Los intelectualesmonjes universalistas se trasforman en especificoselites de arriba y no de abajo luchan por buenos sueldos pero no son guerrilleros ni crean guerrillas a no ser que se les humille y entonces pueden ser imprevisibles en la derecha o en la izquierda. Hegel en algunas cosa fue lucido y acertado. Se lucha por el reconocimiento de muchas cosas. Cuando los negros de Haiti hacen su revolucion con los ideales de la metrópoli piden la independencia y pronto llegan los ejercitos de Francia.Hasta que los japoneses ganan a los rusos en 1905 no cae la ideologia de la supremacia blanca. Hasta que no veamos como nace la nueva criatura veremos como se diluyen las naciones en todas partes y otros inventos europeos pero seguro que otros duraran.
JP Quiñonero says
Jose,
Raymond Aron resumió la cosa en su matriz primera y esencial: para que una sociedad sea libre debe comenzar por ser una sociedad… se trata, antes de nada, de la existencia o no existencia de una comunidad de mujeres y hombres que comparten o no comparten valores y leyes comunes:
“… [de entrada] es necesario que todos o la mayoría quieran vivir juntos y se reconozcan en un mismo sistema de ideas, [es necesario que] una misma forma de legitimidad sea válida por todos. Antes que una sociedad pueda ser libre, es necesario que sea una sociedad” … Raymond Aron nos ayuda a comprender las crisis de Europa y España / Cataluña.
Esa es la matriz agrietada y podrida de todos los problemas, a mi modo de ver,
Q.-
Fina says
Josep,
Parece ser que mientras unas naciones se diluyen, otras crecen y se fortalecen… Hasta los grandes imperios nacen y mueren, debe ser Ley de vida…
Si lo dijo Hegel… y tú lo confirmas, será cierto. «Se lucha por el reconocimiento de muchas cosas».
La pregunta es por qué cosas merece la pena realmente luchar…
En fin, mientras Quiño vaya luchando por mantener este INFIERNO en llamas, estamos a salvo, no pasaremos frio este invierno.
Fina says
Quiño,
Me encanta la visión de Raymond Aron sobre una sociedad libre…
Reconocerse, compartir, respetar… ¡Qué grandes logros! Y que lejos estamos de ello.
JP Quiñonero says
Fina,
Ah, qué bien… más allá de sensibilidades personales, tan respetables, claro, Aron es un grande entre los grandes, que sufrió, durante años, una patética falta de reconocimiento, acusado de «liberal» …
Aron fue un liberal, efectivamente, con algunos flecos socialdemócratas… y, como analista de cuestiones internacionales, está entre los más grandes. Un liberal: no lo que entienden por «liberal» en España y otros andurriales…
Esa visión suya quizá sea esencial: para ser libres, juntos, debemos compartir principios y valores… si no existe esa complicidad, esa comunión, en los principios, el resto es pura inestabilidad permanente, fruto y consecuencia de interminables peleas a garrotazos…
Palanteeee..!
Q.-