Madrid, 12 / 13 mayo 1985. Daniel Ortega a la puerta de la embajada de Nicaragua, recibido / saludado por guardiacivil de servicio. Foto Raúl Cancio.
Daniel Ortega: «Moscú coopera con Managua de forma respetuosa y oportuna». «Ortega agradece la acogida por el pueblo de Madrid».
[ .. ]
Las recepciones de la época están en todas las hemerotecas que no han sido expurgadas. Hubo muchas otras recepciones privadas, de carácter filantrópico, claro está:
«Mario Puzo y su segunda esposa, María Juana Torres i Tasca, heredera única de un grupo farmacéutico que había sido la joya de la corona de su codiciada dote, recibían a sus numerosísimos invitados de rigurosa etiqueta, distribuyendo palmadas en el hombro, abrazos y parabienes, orquestados con el rigor teatral de una meticulosa puesta en escena.
En aquellos saraos se ataron muchos negocios inconfesables y se decidieron muchas ejecuciones sumarísimas de rivales arrojados sin apelación a las jaurías callejeras, siempre ávidas de nuevas crucifixiones y linchamientos públicos. Pero la floreciente prensa de referencia solo parecía fascinada por las lucecillas y candilejas de los bailes de carnaval de la temporada, por donde desfilaban los personajes mejor maquillados, ataviados con sus chorreras de gala.
Causaba sensación la llegada motorizada del comandante Lucas, filántropo militarista, consagrado a la redención, por la fuerza de las armas, de unas tribus de indios mesoamericanos que no habían reclamado tanto honor, condenados a la baja condición de comparsas de una ambición personal, jaleada hasta el paroxismo por los periódicos controlados por el grupo financiero del anfitrión. La prensa filantrópica glosaba sin pudor el maridaje de la inteligencia, el dinero sin patria y aquel hijo de una familia muy acomodada, autoproclamado comandante en jefe de una insurrección de espectros, que llegaba a Los Molinos, en lo más alto de la angustiosa canícula, disfrazado con su pasamontañas, su antifaz, su gorra estrellada, su pipa, sus correajes, sus medallas, sus teléfonos móviles, sus cananas terciadas, sus botas lustradas y sus marciales discursos de salón, distribuyendo estampitas y bendiciones entre las señoronas, beatas y fanáticos que se acercaban para tocar la pipa del redentor, siempre dispuesto a compartir la buena nueva de su imprevisible palabra con quienes le limpiasen las botas y le dorasen la píldora…» → Una primavera atroz.
Los papeles de Manglano confirman Una primavera atroz.
Los Papeles de Manglano, a la luz de Valle Inclán y los misterios de Caína.
Jose says
El poder corrompe. Nadie quiere amigos poderosos a no ser para hacer negocios que den beneficios. Ni Somozas ni Ortegas. De los rebaños solo conocemos los pastores y los perros los otros son para saciar el hambre o bulimia de los pastores y de los perros. Nombres y más nombres metidos con calzadores en nuestros cerebros para llenar el vacío neuronal. Hubo un tiempo que se creía en comandantes liberadores y en generales opresores. Después del proyecto Manhattan y de las guerras químicas y biológicas solo se cree en el sistema que nadie controla y funciona automáticamente y el resto es inercia de narraciones periclitadas. Los filántropos santos héroes sabios son de la época de los mamuts en una época la nuestra de selvas y desiertos solo quedan algunos recuerdos de los Somozas y Ortegas. Todo arde en las bibliotecas y en los museos y en los polvorines. La nueva barbarie caótica se impone por todas partes nadie se libra.
JP Quiñonero says
Jose,
«El poder corrompe»… Amén.
Me digo, al mismo tiempo, que el poder también puede conquistarse a través de la corrupción de cosas esenciales…
Por ejemplo, enarbolando la palabra «libertad» … ausente en la práctica diaria de quienes pueden conquistar el poder absoluto con ese señuelo, que ellos habían corrompido antes de tener el poder, manipulando las palabras, convertidas en basura tóxica, aventada con hipocresía filantrópica…
Q.-
Carole says
Negra historia, pero que muy negra.
JP Quiñonero says
Muy negra, Carole: y bien actual, hélas,
Q.-