
Place de la Madeleine, 15 noviembre 2021. Foto JPQ.
El narrador de la Recherche esperaba la «aparición sobrenatural» del padre de su gran amor infantil en la esquina que se encuentra al final de ese cruce:
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«D’autres fois nous allions sur les boulevards et je me postais à l’entrée de la rue Duphot; on m’avait dit qu’on pouvait souvent y voir passer Swann se rendant chez son dentiste; et mon imagination différenciait tellement le père de Gilberte du reste de l’humanité, sa présence au milieu du monde réel y introduisait tant de merveilleux, que, avant même d’arriver à la Madeleine, j’étais ému à la pensée d’approcher d’une rue où pouvait se produire inopinément l’apparition surnaturelle…». Marcel Proust, À la recherche du temps perdu. Du Côté de Chez Swann. Les jours où Gilberte m’avait annoncé qu’elle ne devait pas venir.
París, Proust… la tienda de ropa de Gilberte Swann, rue Monceau.
Un delirio cromático tu foto, una manifiesta ucronía que conduce a un ensueño que ya no sé si reconozco mío. Hasta el semáforo adquiere una dimensión artística que aduna al peso de un tiempo meteorológico que se hace sentir, te suena frío, casi antesala de enfermo de larga e improbable curación. Bajo la cúpula, subido en un berrueco, el gran felino, distinguido gatón que guarda la floresta, y aún no sabemos si dará el salto a los balaustres o probará a elevar el vuelo en busca del astral que, a lo mejor, atisba tras la claraboya. Porque fuera está Proust, y en ese cielo aguarda todavía que acuda una Daena salvadora, traiga la teofanía que es para él un amor de los tiempos perdidos que le hacen eviterno. Es mi exégesis de hoy del retrato que nos donas, la voz de tu periplo. Centenario del óbito de Proust: ya se aproxima.
Ricardo,
Qué puñeteramente bien escribes … encantado me dejas … y un poquito mudo: leo y vuelvo a leer tus palabras, que guardo, tan contento y feliz…
Graciassss …
Q.-
Don Ricardo Lanza,
Qué decirle que Ud. ya no sepa…
Como siempre, su LOGOS enamora…por no hablar de sus exégesis…
Menos mal que tengo a Google y diccionarios a mano para poder seguirle. Ni subida a una silla llego a su altura… 🙂