Quai de Conti, 24 noviembre 2021. Foto JPQ.
En cuestión de otoños melancólicos, temo que la referencia canónica siga siendo Verlaine:
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Les sanglots longs
Des violons
De l’automne
…
Paul Verlaine, Chanson d’automme, Poèmes saturniens (1866)
La primera edición de ese libro la publicó, por cuenta de su autor, Alphonse Lemerre, en el Passage Choiseul, inmortalizado por Louis-Ferdinand Céline en Mort à crèdit con cierta malevolencia, muy alejada de las ilusiones filosóficas de Walter Benjamin sobre los Pasajes.
Fina says
Quiño,
Qué suerte poder vagabundear por los muelles del Sena, en cualquier estación del año…
Gracias por hacernos partícipes de estas bellezas…aunque sean melancólicas.
Buenas noches a todos/as.
JP Quiñonero says
Ay, Fina… quizá por todas partes hay cosas bellas por mirar, admirar, vagabundeando, tan ricamente, a la caída de la tarde… Vamosssss
Q
José says
Paul Verlaine saboreo el otoño y murió en invierno. La ciudad como Saturno se come a sus verdaderos hijos aquellos que quieren vivir su arte solo se les permite vivir a los propagandistas a los que hacen anuncios a los falsos oradores a los tenderos…a los falsos imitadores del arte del pasado y ciegos del presente. Los que profundizan en los vicios vividos o no de sus contemporáneos atisban la belleza del fin de las estaciones naturales en la ciudad. Son capaces dentro de la esfera de hormigón de ver todo lo perdido . Nuestro Alejandro Sawa amigo admirador de Verlaine y Hugo en sus obras como la fábrica de curas la mujer de todos el crimen legal … nos lego unas estaciones poéticas negras en sus cuartos de París y Madrid para morir pobre ciego y cabreado. Nos queda su vida en luces de bohemia de Valle. Una vida con sus noches por las tabernas cafés… con sus borracheras tertulias monólogos…. buscando la belleza viva en los cuerpos con los que tropezaban los discursos vividos o leídos regados con alcohol y drogas. Unos días encerrados en cuartos de mala muerte sin poder saborear ni la primavera ni el otoño … para morir en la pobreza de cualquier estación por intentar vivir su arte. Epígonos de Baudelaire el último que pudo vivir su arte aunque acabo delante de un juez por sus flores del mal juzgado por escribir las flores pestilentes de sus contemporáneos . Imposible vivir el arte y las estaciones en la ciudad. Encerrados en cárceles manicomios fábricas pisos iglesias…sin tabernas ni bares donde ahogar la noche y dormir el día .
JP Quiñonero says
Jose,
Bueno … veo la cosa una miqueta menos apocalíptica.
Desde otro punto de vista … el problema, para mí, es algo más modesto: no tengo claro que Verlaine tenga hoy muchos lectores … se trata de una maestro enorme, grande, entre los grandes …
De hecho, Valle Inclán, tampoco: tan actual, hoy como ayer… la realidad española es muy valle inclanesca, esperpéntica, pero don Ramón temo que sea poco leído: víctima de las multitudes lectoricidas y la industria de la kultureta… en fin, vaya usted a saber,
Q.-
Fina says
Josep,
Don Ricardo Lanza me dio a conocer esta cita de Lorenzo el Magnífico:
«El amor es un apetito de belleza».
Quizás en el campo sea más fácil saborear la belleza de las estaciones… y vivir el arte.