AN. Foto ABC /AFP.
La cantante francesa más escuchada en el mundo, Aya Nakamura (pseudónimo de Aya Danioko), nació en Bamako, en 1995, capital de Mali, sus antepasados fueron narradores públicos de tradiciones locales africanas, creció en la periferia parisina / multicultural más dura, y se ha impuesto en la escena mundial utilizando un francés «rapero», enriquecido con dialectos africanos, latinos y anglosajones.
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Los padres Nakamura y sus cuatro hermanos llegaron a París cuando ella tenía cinco años cortos, para instalarse en Aulnay-sous-Bois (87.000 habitantes), una de las ciudades más peligrosas de la periferia multicultural parisina, donde el ministerio del Interior contabilizó el año pasado 3.638 crímenes, delitos y acciones de delincuencia común, del robo con tirón al robo a mano armada.
Nakamura creció en ese ambiente suburbano, con un interés moderado por la vida escolar y una pasión creciente por las músicas callejeras, el rap, y la creación artística, el diseño. A los 19 años, se auto publicó su primera canción en Facebook. A los 27 se ha convertido en la cantante francófona más escuchada en el mundo. Su último disco, «DNK», es un nuevo fenómeno de sociedad.
En seis años cortos, desde la publicación de su primer disco, «Journal intime» (2017), Nakamura ha conseguido discos de oro y diamantes, ha protagonizado escándalos de violencia física, aventuras amorosas «polimorfas», utilizando las redes sociales y los nuevos medios de promoción audiovisual con una maestría envidiable en la escena mundial.
Su «Journal intime» comenzaba contando historias «impublicables». «Si mis primeros productores hubiesen conocido mi vida íntima y mi embarazo, de un padre que desconocían, no me hubiesen firmado el contrato», llegó a comentar la cantante, en el principio de su celebridad. Los lanzamientos de «Nakamura» (2018 – 2019) y «Aya» (2020 – 2021) estuvieron acompañados de tórridas secuencias audiovisuales, con resultados millonarios en ventas, «stream» y seguimientos en todas las redes sociales. A la espera de «DNK», el mes de enero pasado, la cantante siguió lanzando canciones aisladas, a un ritmo vertiginoso, con éxito creciente. Varias de sus canciones fueron retomadas por otras grandes figuras de nuestro tiempo, como la cantante Rihanna, el rapero Tory Laney, o el futbolista Neymar.
El francés «sucio» de la «banlieue», periferia urbana, enriquecido con giros africanos, fraseología sudamericana, el «argot» de los raperos californianos, se transformó en un fenómeno social, cultural, empresarial, financiero. Nakamura «despidió» sus sucesivos gestores, empresarios, para convertirse en su propia «manager», de rompe y rasga, «madre coraje» de dos niñas de seis y ocho años, de distinto padre, sin matrimonio conocido.
El mes de agosto del 2022, los vecinos de la cantante, en Rosny-sous-Bois, otra ciudad de la «banlieue» parisina, asistieron a la pelea, física, muy violenta, entre Nakamura y el último productor de alguno de sus «clips», Vladimir Boudnikoff. Según algunos vecinos, el padre y productor no soportaba las relaciones más o menos íntimas de la cantante con un desconocido. La cantante, por su parte, defendía su derecho a los amores y amistades «polimorfas». Mujer de muchísimo trapío, Nakamura estuvo a punto de dejar «KO» su ex productor. Pero una patrulla policial llegó oportunamente y se llevó a los amantes a la comisaría donde ambos fueron inculpados por los delitos de «violencias recíprocas».
Siete meses más tarde, el incidente ha sido enterrado sin consecuencias llamativas. Lancôme, una de las grandes marcas del lujo francés, ha convertido a Nakamura en embajadora internacional de sus productos de perfumería y cosmética «luxe cosmopolita». ABC, Aya Nakamura, la cantante francófona más escuchada del mundo + PDF.
El francés y la francofonía son cosa de África y los africanos black.
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