Pont d’Iéna, 25 febrero 2022. Foto JPQ.
Entre el 65 y el 75 % de los franceses temen que su país esté en «declive», en «decadencia», en todos los terrenos de la vida social, económica, política, cultural.
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Jean Sylvestre Mongrenier, director de estudios en el «Institut Thomas More», «think tank» liberal – conservador, comenta esa realidad sociológica de este modo: «Se habla del «déclin» (declive) de Francia. El problema es más grave. Se trata de decadencia. La noción del declive nombra los elementos materiales de la potencia. La decadencia nos recuerda la erosión de los valores morales, culturales, los alimentos psíquicos y espirituales».
El «declive» / «decadencia» de Francia que perciben una mayoría importante de franceses se inscribe en una transformación muy profunda de la nación, cuyos principios, valores e instituciones se han perdido, vaciado, dislocado o erosionado
«El retroceso de la práctica religiosa, los cambios sociales, la ascensión muy potente del individualismo, entre otros factores, han cambiado Francia profundamente», comenta Jérôme Fourquet, ensayista famoso, agregando: «La aparición de las identidades nacionales, los procesos de integración y no integración de la inmigración, han contribuido a crear otra nación francesa. Esos procesos comenzaron con los años 60 del siglo pasado. Y se han acelerado. Uno de los grandes desafíos, hoy, es intentar reconquistar a los jóvenes y los medios populares del sentimiento de declive o decadencia nacional».
Desde hace más de veinte años, del 30 al 35 % de los obreros franceses votan a la extrema derecha, el antiguo Frente Nacional (FN) de Jean-Marie Le Pen y la Agrupación Nacional (AN) de su hija Marine, que también es el partido más votado por los jóvenes. En las últimas elecciones legislativas (junio 2022), la extrema derecha consiguió más votos y escaños que socialistas y comunistas juntos. Era el reflejo político de un proceso de fractura social, indisociable del sentimiento de declive / decadencia de la Francia popular.
El sociólogo Christophe Guilluy ha estudiado con precisión clínica ese proceso histórico, que analiza de este modo: «La Francia periférica, popular, que vive en ciudades pequeñas o medianas se siente marginada por las elites parisinas. Existe una fractura social y una fractura territorial. Una mayoría de la población se siente desposeída de todo lo que la constituía como pueblo unido. De ahí la sensación de declive / decadencia, que puede tomar el rostro de la agitación social, como ocurrió con el movimiento de los «chalecos amarillos».
Desde una óptica política, Jacques Julliard, antiguo sindicalista, ensayista e historiador socialdemócrata, estima que «el declive, la decadencia, la hemos provocado nosotros mismos». Y avanza las razones profundas de ese «eclipse histórico», de muy diversa naturaleza: «Los malos resultados de nuestro sistema educativo, la erosión de las disciplinas literarias, comenzando por la enseñanza del francés. Las crisis internacionales y el comportamiento de los políticas han agravado el problema. Sería necesario defender un nuevo patriotismo. Pero no veo aparecer, a la izquierda o la derecha, ninguna gran ambición nacional, patriótica».
En el terreno económico, Jean Tirole, premio Nobel, y Philippe Aghion, académico, han lanzado gritos de alarma. Tirole subraya un problema de calado histórico: «Nos repiten desde hace años que no nos inquietemos, que siempre podremos soportar la Deuda pública. Pero nuestros déficits y deudas crecen y crecen, amenazando la credibilidad y el riesgo de declive, provocado por las deudas». Aghion agrega: «Francia necesita recobrar su credibilidad presupuestaria, aumentar el tiempo de trabajo, reformar las pensiones, reducir los déficits. Para poder recobrar la credibilidad debemos invertir y recortar las deudas. De momento, todo está empantanado».
En el terreno energético, se confunden las ilusiones de una gran potencia nuclear, civil y militar, y la constatación popular de la penuria energética, que el francés medio ha vivido, este invierno, como otro motivo de declive / decadencia, que Sébastien Laye, director de estudios económicos del «Institut Thomas More», analiza de este modo: «En sus discurso del 2019, Emmanuel Macron todavía defendía la reducción de las capacidades energéticas de origen nuclear, acompañas de la reducción del parque de centrales nucleares. Más tarde, el mismo Macron cambió de doctrina, anunciando en relanzamiento del parque nuclear. Este invierno, los franceses han podido sufrir recortes de suministros, consecuencia de la pérdida de nuestra soberanía energética».
Antigua superpotencia agrícola mundial, Francia sigue siendo una potencia importante, pero… un informe oficial del Senado (segunda cámara del Parlamento francés), llega a esta conclusión melancólica: «Francia es una potencia agrícola en declive / decadencia». Y agrega: «La potencia agrícola retrocede de año en año. Antiguo granero de Europa, Francia es hoy deficitaria en productos agrícolas, desde el 2015. El retroceso relativo de la agricultura también tiene un rostro trágico: entre 300 y 370 agricultores franceses se suicidan cada año, desde hace un quinquenio.
En el terreno científico e industrial, la «Académie des sciences» publicó en su día un informe oficial, con esta conclusión: «Es urgente reaccionar rápido, para frenar o intentar parar el declive, la decadencia, de la investigación francesa».
En la escena europea, internacional, Emmanuel Macron lazó el otoño del 2017 su gran proyecto de «reformar Francia para refundar Europa», con estos puntos centrales: Devolver la soberanía industrial a Europa, afirmar la soberanía militar europea… ambiciones que la UE nunca ha respaldado con hechos, cuando el gran aliado histórico, Alemania, se ha limitado a rechazar amablemente los proyectos franco – macronianos, transformando el antiguo «motor» y «eje» franco – alemán en una «amistad de conveniencias» sin grandes proyectos comunes.
Las evoluciones nacionales de Alemania, el Reino Unido, Italia y España quizá sugieran que, en verdad, el declive / decadencia no es solo francés. ABC, Francia, ante el espejo de la decadencia nacional + PDF.
Una mayoría de franceses temen que Francia esté en decadencia.
Historia que tiene raíces muy profundas. En su día, Nicolas Baverez y Jean d’Ormesson me ayudaron a intentar comprender:
“El 10 de mayo de 1940 se hunde todo el antiguo sistema nacional. En quince días, la potencia francesa queda barrida. Y la lengua francesa no volverá a recuperarse..”. “En Francia, el Estado es un cáncer que lo devora todo”.
“La Nación está desapareciendo a nuestros pies”.
“Urge sacar a Francia del hoyo para evitar su declive, pero también para poder reactivar Europa”.
Francia, Hollande, su extrema derecha y el fantasma de la decadencia nacional.
Giscard teme la decadencia de Francia.
Francia, entre decadencia gesticulante y decadencia tranquila.
José says
Mucho pensar y actuar en la Francia africana en la asiática en …en…y uno se olvida de su propia casa. Soldados mercaderes repartidos por todo el mundo en conglomerados militares económicos que han llegado a creerse los amos defendiendo sus multinacionales de todo tipo arrasadoras de economías locales. De pronto se hacen conscientes que el mundo es muy grande y todos están armados y quieren vivir como los que fueron sus amos. En esta guerra no declarada como la mayoría desde la guerra civil española aún no acabada. Los soldados de las antiguas metrópolis son enviados a sus casas pues los pueblos armados renunciando a sus culturas locales abrazan el capitalismo y se vuelven piratas y pistoleros valientes sin miedo ni a la muerte ni locura. Estamos en plena guerra civil mundial donde los pueblos no son soberanos de sus casas solo el poder y la riqueza los mueve y nada los para. Inglaterra y Francia lo empiezan a notar en sus tiendas en sus calles en sus trabajos en sus escuelas…quieren recuperar los valores de antaño fagocitados por sus valores financieros que les habían hecho abandonar su propia tierra para conquistar la de los otros. Unos y otros se han quedado sin casas solo hormigón y hojalata para todos. Los oligarcas tecnológicos encerrados en sus propias balas no creo que tengan la suerte de poder salir como mariposas como los gusanos de seda. Un mundo donde las cosas fabricadas pesan y ocupan más sitio que los propios fabricantes que continúan siendo biodegradables por ahora.
Quiño un artículo muy lucido y muy currado.
JP Quiñonero says
Gracias, José, graciasssss … bueno, es un tema que llevo años currando y observando … en el fondo, sospecho que la decadencia es más o menos parecida en toda Europa… aunque, claro, comparados con rusos, chinos, africanos y demás … los europeos quizá podemos darnos por satisfechos, mal que bien…
Q.-